República Dominicana tiene una de las tasas de fecundidad en adolescentes (15-19 años), en promedio, más altas de la región: 100.6. (1) Al comparar con nuestros homólogos en desarrollo humano (v. gr. Guatemala y Nicaragua), el número es sumamente preocupante. Sin embargo, la cifra no engloba todos aquellos embarazos en menores de ese rango de edad, es decir, en niñas.
¿Por qué se habla de embarazo infantil forzado (eif)? Sencillo: si pudiera haber algún tipo de consentimiento en el embarazo adolescente, cuando se trata de niñas este consentimiento es nulo, por tanto, se debe asumir que la niña (1) nunca buscó salir embarazada (*), y que (2) estamos, en principio, ante un caso de abuso sexual. A esto se añade el que no es posible proceder con la interrupción del mismo ni ante el escenario (bastante probable) de que la vida corra peligro. Las niñas menores de 14 años tienen 4 veces más probabilidades de morir durante el embarazo que las mujeres entre 20 y 30 años, y 5 veces más probabilidades de desarrollar fístula obstétrica. Hay, a su vez, altos costos psicológicos: aparecen con frecuencia síntomas de depresión, ansiedad y estrés postraumático, llegando incluso al suicidio.
Solo en 2016, se realizaron unas 15,799 (2) cesáreas a menores de 15 años, en particular de la región sur, y se practicaron unos 4,373 abortos clandestinos. A pesar de la amarga realidad, son inexistentes las políticas, desde Salud Pública y/o Ministerio Público, para investigar con la debida diligencia los casos que abarrotan a diario los hospitales de este país.
Si es desgarrador ver a una niña que apenas habla bien con un embarazo de término, lo es más todavía saber que sus oportunidades de desarrollo se verán truncadas una vez dé a luz, ya que, producto de la casi segura deserción escolar, su inserción futura al mercado laboral será bastante informal y precaria. Es por esto que el Comité CEDAW y el Comité de los Derechos del Niño han catalogado el eif y el matrimonio infantil como prácticas nocivas que afectan gravemente los derechos de las niñas (en su vasta mayoría de muy escasos recursos), toda vez que perpetúan la violencia sexual y las exponen a reiteradas formas de vulneración de sus derechos humanos.
Hasta tanto el Estado dominicano no se desvincule de dogmas religiosos, incorpore una educación sexual libre de prejuicios en el currículo educativo, facilite el aborto en, al menos, las 3 causales en discusión, proscriba el matrimonio infantil, y sancione los habituales y normalizados casos de abuso sexual, las niñas dominicanas seguirán condenadas de por vida a la exclusión, la inequidad y la pobreza. ¿A quién le duele?
(*) Promedio quinquenal 2010-2015 (PNUD).
Notas:
- Campaña regional “Embarazo Infantil es Tortura”: https://www.cladem.org/es/campanas/embarazoinfantilforzadoestortura
2. https://listindiario.com/la-republica/2017/08/11/477822/en-un-ano-1635-ninas-de-10-a-15-dieron-a-luz