En República Dominicana, parece que corrupción y educación son conceptos opuestos. La primera produce vergüenza mientras la segunda produce orgullo. La educación contribuye a sacar de la pobreza con dignidad, mientras que la corrupción, es todo lo contrario. La educación inculca principios y valores, la corrupción carece de ambos, produce un falso bienestar personal y un daño colectivo.
El Profesor Juan Bosch, quien es un referente anticorrupción, dijo lo siguiente y citamos:
“Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto, o sucio o inmoral”. Juan Bosch, fundador del PLD, campaña de 1986.
Y recordemos la famosa frase del Dr. Franklin Almeyda: “Los dominicanos se dividen en corruptos y peledeistas”.
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), conquistaron el apoyo de la mayoría votante de la población, pero traicionaron todo… y a todos… Sus dirigentes, a todos los niveles han practicado la corrupción desde las funciones públicas, ignorando los principios y valores de su fundador, pero siguen enarbolando hipócritamente dichos principios y valores.
Han corrompido el Sistema Judicial o lo adecuaron a sus intereses, y así se han garantizado impunidad. Ya la impunidad se utiliza como elemento para las negociaciones políticas, para proteger el crimen del sicariato, el tráfico de drogas y el robo descarado de los bienes públicos, para exonerar y/o legalizar con el sello gomígrafo una sentencia o NO A LUGAR. Peor aún la justicia manipulada por el PLD, ha creado la Apatridia retroactiva en el tiempo, a junio del 1929.
Con la traición a los valores que practicó el Profesor Juan Bosch al fundar ese partido y su afán para volverse ricos, a costa de las carencias de un pueblo empobrecido por su accionar, hipotecan al país cada día con préstamos, que ya superan el 50% del Producto Interno Bruto (PIB), sin resolver los problemas básicos que afectan la población dominicana, tales como energía eléctrica, salud, agua potable y la alta criminalidad. Y la educación, que pudo ser un punto luminoso, solo ha servido para fomentar la corrupción -OISOE-.
Como dice la expresión popular: “lo mucho, hasta Dios lo ve”. Solo el presidente Danilo Medina y sus defensores de ocasión, no ven la corrupción de la OISOE, aunque se produce a pocos metros de su Despacho, donde se aprueban los presupuestos y se ordenan los libramientos.
Ciertamente, Ud. tiro los escrúpulos en el zafacón y sí se comió un tiburón podrido para hacer posible su reelección, acompañado de sus funcionarios, lo que se traduce en corrupción. Por eso, no tolera ni la denuncia pacífica de la corrupción y dice que no debemos “echarlo” a todos en el mismo saco.
Debido a tan obvia ausencia de escrúpulos y de sana administración, el reconocido empresario Franklin Báez Brugal, tuvo el coraje de expresarlo en su presencia, lo que el resto de la población no puede: “…los políticos pasan de la pobreza a la opulencia en un abrir y cerrar de ojos, empresarios se hacen ricos evadiendo impuestos y los narcotraficantes, andan en las calles exhibiendo su riqueza…” Parece que sí los “echó” a todos en un mismo saco, Sr. Presidente?
Frente a esa indefensión del pueblo, es que las palabras del Embajador Brewster, deben ser ponderadas, aunque las juzguen con los calificativos que sus analistas y prensa bien pagada, lo han tildado, de injerencista. Oh se nos olvidaron los wikileaks, donde un ex ministro de turismo de su partido y actual funcionario, solicitó dinero para que le permitieran invertir a una empresa americana? y otro que pidió dinero para permitir el despegue de ciertas naves aéreas?
Desafortunadamente, muchos dominicanos y los que se lucran del gobierno, sea por corrupción, narcotráfico, o por otras vías, no creen que son “gente”, si no tienen una visa americana.
Pensé que después de lo expresado por el Embajador de Los Estados Unidos James (Wally) Brewster, a esta fecha, los aludidos por sus palabras, estarían “en fila” frente a la embajada, entregando las visas requeridas y poniendo en práctica su nacionalismo. Da mucha vergüenza, que cuestionemos la forma y no el fondo de lo expresado por Brewster y que todos conocemos, por lo que se da la impresión de estar todos metidos en un mismo saco…