Una salida de la marginalización social no es posible mediante adaptaciones reformistas que encajen en valores dominantes y/o modelos culturales.

Dado que no tenemos procesos educativos, más bien docentes, el aprendizaje de ese comportamiento socio cultural excluye la capacidad de reconocer situaciones sociales diversas.

La creatividad es la primera baja en esa lucha por la permanencia en el poder por parte de individuos retorcidos en lo cultural.

El país, la sociedad dominicana, no cuenta con medios de comunicación dirigidos a dar respuestas pedagógicas a los fenómenos socio culturales, tampoco hay una educación para la comunicación personal.

El individuo, por tanto, no recibe un ambiente en que los factores comunicacionales puestos a sus órdenes les sean factibles para su emancipación.

Se pierde un tiempo precioso al no haber espacios para ideas de valor social orientadas a condiciones sociales en un proceso permanente de revisión.

El individuo entra así en una condición de marasmo. No recibe estímulos de independencia que le coloquen en una situación de distanciamiento crítico de los comportamientos socios culturales.

En un caos así nadie coopera, todos halamos cada uno para su lado. El hilo social se rompe…