En este tiempo especial, hemos sido testigo de tantas realidades que jamás habríamos pensado. En día pasado conversaba con alguien sobre la importancia de este tiempo, que algunos lo ven como un momento de crisis, soledad, dolor y despedida.

Por otro lado, también se ha visto este tiempo como un momento para crecer, para el cambio, para sacar las pistas de vida que aun en el caos se presentan para avanzar, aprender y sacar la mejor versión de cada uno.

En la conversación referida, la persona llegaba a la conclusión de que aun como humanidad no habíamos aprendido la lección que nos ha querido enseñar esta crisis sanitaria, pues en palabras de él dice: “la gente hemos salido peor que como empezamos”. Para mí esto es crítico y delicado, pues cuando asistimos a una lección, sino la superamos, corremos el riesgo de volver a repetirla.

Es como si existiera en el ser humano una tendencia hacia la destrucción de sí mismo. Donde el autocuidado es un tema a seguir implementando con urgencia, pues en la medida que nos cuidamos, es en la misma medida que podemos cuidar a otras personas.

Elegir la vida, pues es la única elección que nos mantiene en ella de forma plena

El elegir la vida no es lo mismo que vivir, y como diría la cantora Mercedes Sosa, en su canción honrar la vida: “no es lo mismo vivir que honrar la vida”, en otras palabras, honrar la vida es optar por la vida, es cuidarla, es ampliarla, es vivirla.

Elegir la vida, está vinculado a la identidad, a la dignidad y a la justicia, en el trato a ese regalo invaluable que es la vida. Muchas veces, vemos a tantas personas con temor a la muerte, y en realidad, es temor a la vida misma.

En ese sentido, elegir la vida, es la única opción que nos permite avanzar y rediseñar una mejor vida, con una mejor conciencia, con mejor empatía, y con mejor realidad de vida.

Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia

Elegir la vida para vivir mejor, para hacer mejores cosas a favor de todos y todas, para poder observar cuáles situaciones nos “matan”, nos limitan, nos violentan; elegir la vida es abrir los ojos propios y apoyar ese proceso en otros y otras, es ver a quienes se limitan y son limitados en todas las circunstancias de su vida, es decir, elegir la vida es aprender a darle el verdadero sentido que tiene la vida.

Si en el presente elegimos la vida, mandamos esa información a nuestra descendencia, y en otras palabras vamos creando, aun sin saberlo, un nuevo ADN en nuestro ser y en nuestro árbol genealógico.

Estamos a tiempo de ir recreando la vida, cuidando la vida, sabiendo que cuando me cuido, te cuido, cuando valoro, te valoro. Cuando me amo, te amo, lo que te doy, me lo doy. En ese sentido, elijo la vida para tener vida, y este ejercicio pasará a mis generaciones siguientes. Es tiempo de elegir la vida, de buscar lo nuevo, de hacer cosas nuevas que nos den luz, nos den buena vida, nos abran el alma y la conciencia, dentro de los parámetros del amor integral, que al final, es lo único real.