Este 27 de mayo se llevan a cabo elecciones presidenciales en Colombia. Los comicios constituyen uno de los más importantes desde la caída de la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla, pues por primera vez desde 1964 los colombianos acudirán a las urnas encontrándose desmovilizado, gracias a un complejo acuerdo de paz, el principal grupo guerrillero, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde el inicio de las conversaciones de paz con la narcoguerrilla, se alzaron voces detractoras del proceso, las cuales hoy se ven representadas en potenciales candidaturas presidenciales de la centroderecha colombiana.
El país suramericano tiene innumerables desafíos para el futuro presidente, como lo son la enorme desigualdad social y el aumento de las bandas criminales. Sin embargo, el tema que ha centrado la atención de los candidatos lo ha sido la puesta en práctica del acuerdo de paz suscrito en 2016 entre el Estado colombiano y el alto mando de las FARC. El debate electoral en torno al proceso de paz ha polarizado la campaña presidencial colombiana. Los defensores del acuerdo lo consideran como el instrumento más idóneo para poner fin a un conflicto armado que dejó como resultado más de 200,000 muertos y 6,766,422 desplazados. Por su parte, los críticos sindican el acuerdo de fomentar la impunidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por la guerrilla de extrema izquierda.
A las elecciones presidenciales concurre como candidato el exvicepresidente colombiano Humberto de la Calle, quien fungió como Jefe Negociador del Gobierno en la mesa de negociaciones con las FARC en La Habana, Cuba. Por su vinculación directa con los diálogos de paz, De la Calle es el candidato presidencial que con mayor vehemencia defiende el acuerdo. Sin embargo, el mérito cosechado por De la Calle tras la firma de la paz no se ha reflejado en las encuestas, pues el candidato del histórico Partido Liberal Colombiano se ha estancado en el lejano quinto lugar.
El acuerdo es también defendido por los candidatos Gustavo Petro y Sergio Fajardo, ubicados respectivamente en el segundo y tercer lugar de las preferencias electorales. La defensa del acuerdo por parte de Gustavo Petro, antiguo miembro de la desintegrada guerrilla del M-19, es criticada, como también lo es su propuesta presidencial, por estar ideológicamente alineada con el Socialismo del Siglo XXI del desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez.
El rechazo más fuerte al acuerdo de paz viene, como era de esperarse, del candidato uribista Iván Duque, quien mantiene la postura de modificar el acuerdo, ya que considera que con el mismo se entrega el país a las FARC. Otro proyecto presidencial que adversa el proceso de paz, aunque con más moderación que Duque, lo es el encabezado por el exvicepresidente y sobreviviente de varios atentados Germán Vargas Lleras, a quien las mediciones electorales ubican en el cuarto lugar.
El alabado y criticado acuerdo se fundamenta en cinco grandes pilares: la implementación de una reforma agraria, participación en política de algunos de los desmovilizados de las FARC, reparación a las víctimas del conflicto, sustitución de cultivos ilícitos (drogas) y la creación de una jurisdicción especializada para procesar a los responsables de cometer crímenes de guerra durante el conflicto armado.
Sin lugar a duda, los resultados que arrojen las elecciones presidenciales en Colombia repercutirán en el futuro inmediato del proceso de paz entre el Estado colombiano y las FARC. Si bien el acuerdo de paz, como cualquier otro, tiene puntos mejorables, el mismo cuenta con los elementos más efectivos para atacar las causas estructurales y las secuelas de un conflicto armado que socavó la dignidad de millones de colombianos.