Siempre se han celebrado elecciones internas al interior de los partidos, unas para elegir los directivos del partido, otra para elegir los candidatos de elección popular, hasta ayer la discusión giraba en cual forma de elección es más democrática, las directas o las que se hacen por medios a intermediarios que los especialistas la llaman censitaria o por representantes. Hoy en cambio, quieren arrastrar a la sociedad, a que olvide esta discusión y se interese en lo que le conviene a unos y a otros, es decir, que nos olvidemos siempre del contenido y que discutamos lo estratégico. Si la discusión se hubiese dado bajo el velo de la ignorancia de Rawls, todo estuvieran conteste con la forma de elección directa, pero como estamos discutiendo lo mediato se discute lo que me conviene.
Consideramos que La ley de partidos políticos debe establecer de manera expresa las elecciones primarias de manera directa para elegir los organismos internos y las candidaturas de elección popular; en tal sentido, debe incorporar los criterios que establece Robert Dahl para definir qué es la democracia, tales como: 1) Participación efectiva, 2) Igualdad de voto, 3) Alcanzar una comprensión ilustrada, 4) Ejercitar el control final sobre las agendas, 5) Inclusión de los adultos. Cabe destacar de estos criterios desarrollados por Dahls, la participación efectiva y ejercitar el control final de la agenda, en razón de que si no logramos esto se crearía el escenario de lo predicado por Michels, de que los líderes de las masa son en sí mismos parte de la “elite de poder”; y elaboran propósitos y desarrollan intereses derivados de su posición entre los elementos más privilegiados. En efecto, muchas de las iniciativas de las organizaciones de masas reflejan la voluntad y los intereses de los líderes; y no la voluntad ni los intereses de las masas […] La existencia de estos intereses especiales trae apareado un conflicto inevitable con los intereses de la colectividad. Evitemos esto aplicando los supra indicados criterios.
Las elecciones primarias de manera directa es una de las formas de escogencias de los candidatos, que se apartan de la ley de hierro de Michels, que permite que los candidatos sean seleccionados de manera directa sin la aprobación de la dirección del partido; incrementa la independencia de los candidatos, de la burocracia del partido, porque tienen que apelar de manera directa a las votantes, no así a las estructuras organizativas partidarias, para que estas eventualmente los vinculen con los sufragistas; en lugar de apoyarse en el partido, los candidatos tienen ahora todos los incentivos para apoyarse en su propia organización, en su perfil y en su discurso. Las elecciones primarias de manera directa traen como consecuencia la igualdad política, en función de que cualquier ciudadano tendría la misma influencia en el electorado que un dirigente del partido. Esto trae igual conclusión a la que arribó la Comisión McGovern-Fraser, creada tras la turbulenta convención presidencial demócrata de 1968, la cual articuló el intento de dar poder al pueblo “La cura para las enfermedades de la democracia”, anunció la comisión, será “más democracia”. Los dos principios enunciados por la Comisión fueron “participación” y “control popular”. Esto es lo que traen las primarias: participación y control popular. Las elecciones primarias directas rompen además con la apatía de las masas de no concurrir a las votaciones.
Si dejamos que la elección de los candidatos y las principales decisiones del partido sean tomadas por representantes en un congreso o en una reunión, y no mediante elecciones de manera directa tendremos como dice Michels “Parlamentario en lugar de democracia”. Es que la moción enviada por individuos mediante un representante casi nunca son tomadas en consideración y jamás son aprobadas, y en consecuencia apenas unos pocos maniáticos hacen uso de ese derecho.