El denominado ensayo democrático en la República Dominicana registra variados procesos electorales. Fraudes reconocidos y ampliamente aceptados como aquellos de las elecciones del 1994, algunos relativamente transparentes, otros cuestionados sin pruebas contundentes pero de muy baja credibilidad. Y una base común: la constante intención de suplantación de la genuina voluntad electoral a cambio de dinero, posiciones y otros beneficios que tanto han retrasado en ya imprescindible e inaplazable fortalecimiento democrático.
Aun con todo lo dicho, no son de esas expectativas de las que hablamos. Llamémosles a aquellas las precondiciones, como así se dijo, para el “ya imprescindible e inaplazable fortalecimiento democrático”; pero cuando hablamos de expectativas en este caso, se trata de lo que las candidatas y candidatos se proponen hacer de ser electos.
Hay que procurar en lo municipal, congresual y presidencial planteamientos y respuestas realistas y respecto a las cuales se deberían comprometer los y las candidatas partiendo del hecho de que esos rosarios de promesas, eso de proyectar sueños, hay que retirarlos ya y por inútiles de la promoción y propaganda política.
En lo municipal tomar en cuenta el concepto y experiencias internacionales de los Gobiernos Locales que ha sido de los criterios que han superado la gestión municipal concentrada en parques, ornado, limpieza, aceras y contenes a un enfoque de gobierno en el que no estén al margen los problemas principales de la vida nacional en las que son sus expresiones locales. El patricio Juan Pablo Duarte ya en su proyecto de Constitución concebía el municipal como un poder del Estado.
Las expectativas de los candidatos tanto en lo municipal, congresual y presidencial han de encuadrarse de forma realista en los grandes temas-problemas harto conocidos, comentados y analizados.
Cualquiera diría que con respecto a las expectativas todos tienen propuestas o más aún programas de gobierno; pero eso es lo que siempre se ha dicho, es lo que siempre se ha hecho. Más, de lo que se trata es que hay que partir primero que en el mundo entero las grandes transformaciones en pocos años, nunca han llegado, porque no son posibles. Que por lo tanto hay que terminar de entender lo desesperadamente lentos que son los avances sociales. Tómese un solo tema de la vida nacional, sea justicia, salud, educación, energía, seguridad ciudadana, o transparencia en la gestión pública y sinceramente ponderemos sus reales progresos en los últimos 57 años… ¿Y a qué conclusión llegamos? Que independientemente de partidos, líderes, elecciones y más elecciones… ¡Es tanto lo que falta! Por favor, el mayor realismo, para ser efectivos, en las expectativas sobre las próximas elecciones.