“Dirigir es prever, dirigir es anticipar”.  Esa expresión aceptada ya  como un principio de la Gerencia Moderna por las principales instituciones académicas  en el mundo, se debe al tantas veces estudiado, referido o citado Sun Tzu o Sun Wu; si bien conserva hoy toda su vigencia procede de la obra que se le atribuye “El arte de la guerra”,  escrita hace más de 2 mil 500 años. 

Las y los principales dirigentes políticos dominicanos han actuado en estos aciagos momentos de la pandemia del Covid-19 de forma muy sensata. Citemos sólo dos ejemplos  para respaldar esa aseveración. Cuando al Ministro de Salud se le preguntó en una rueda de prensa si sería posible realizar las elecciones presidenciales y congresuales en la fecha prevista, dio una respuesta tan inteligente como prudente, al expresar que a ese momento no veía ningún obstáculo para cumplir con el calendario electoral, aclarando que se refería  a ese momento y que no podía hacer proyecciones  más allá. También el Presidente del principal partido de la oposición se le hizo una pregunta similar y su respuesta fue tan responsable como equilibrada, respondiendo que el momento no era para hablar de elecciones, sino de procurar las más apropiadas acciones para superar tan difícil situación.

Más, como dirigir es prever, como dirigir es anticipar, es momento ya de ir entrando en una fase de consultas sobre el calendario electoral las que debería promover la Junta Central Electoral-JCE-, primero  al interior de las distintas organizaciones tanto políticas, sociales o empresariales y  luego consultas bilaterales y/o conjuntas ; esas consultas internas y abiertas deberían hacerse a partir de las facilidades de comunicación electrónica que se disponen en este momento de total  confinamiento, las que permiten reuniones tan efectivas como si fuesen encuentros personales directos; se hace así entre las y los principales dirigentes a nivel mundial como ocurrió recientemente por más de seis horas con la Cumbre Europea y en el G20.

Con los encuentros virtuales,  sin precipitación y en varias fases, convendría ir definiendo a partir de los datos y proyecciones del  Covid-19 y en estas difíciles y no menos dolorosas circunstancias, los distintos escenarios posibles de esta relevante e  ineludible cita constitucional.

Si bien objetivamente esa no es hoy la principal  prioridad ante tan compleja, grave  y traumática situación de salud pública que se hace más difícil por nuestra condición de país en vía de desarrollo,  aun así procede  ir procurando la mejor y por tanto la más realista de las soluciones ante tan importante tema pendiente de la vida institucional de la nación.