La Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 en su artículo 24 establece el 6% del PIB para educación en el año 2020. No se precisa, aunque procede asumirlo, si se incluye la educación universitaria. En aquella extraordinaria por ejemplar campaña del 4% se trataba de la inversión en la educación preuniversitaria. En la actualidad la inversión en educación universitaria pública como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) es del 0.4% del PIB, es decir menos de la mitad del 1%.
La inversión pública en educación universitaria del país es de las más bajas en el plano internacional; en el último boletín del Observatorio de Políticas Sociales de la República Dominicana (No. 3, año 2019) al mencionar que esa inversión es sólo el 0.4% del PIB, pasa a ilustrarlo destacando que la inversión promedio por estudiante en la República Dominicana es poco menos de 500 dólares, mientras que como ejemplo refiere que en Chile es de 8 mil 500 dólares y en México 9 mil 500 dólares; además de que el promedio de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico-OCDE- es de 16 mil 400 dólares por estudiante.
El cumplir con la meta del 6% del PIB para educación podría implicar subir la inversión para la educación preuniversitaria a 5% del PIB y a 1% del PIB la inversión pública en la educación universitaria con lo cual más que se duplicaría la inversión actual.
Hay que destacar que se presenta un serio problema de dos confluencias para el cumplimiento en este año de lo dispuesto en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. La primera, las fuertes restricciones financieras del Estado que solo con el 4% del PIB de la educación preuniversitaria y el servicio de la deuda pública de cerca del 6% del PIB, suman el 10% del PIB ante una presión fiscal que ronda apenas el 14% del PIB, lo que en el lenguaje popular equivale a decir que “no hay cuartos para eso”.
La otra confluencia que hace el problema más difícil aún es que la sociedad dominicana en una gran proporción no entiende y no acepta los pésimos resultados que aún persisten en cuanto a la calidad de la educación preuniversitaria habiéndola dotado del 4% del PIB: ¡21% de los ingresos del Estado! lo que hace muy difícil un nuevo movimiento ahora por el 6%, y sucede que desde la perspectiva internacional aún es insuficiente la inversión.
Este es un tema que amerita de los planteamientos y respuestas de quienes aspiran a dirigir el Estado ¿Candidatos, qué nos dicen?