La proximidad de las  elecciones nacionales del 2016 es una ocasión propicia para examinar las importantes tareas del Estado dominicano. Lo primero es su naturaleza. El Estado es el más alto nivel de organización de la sociedad. Lo integran seis (6) poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Municipal, Electoral y de Control Estatal; ese último conformado por organismos tales como la Cámara de Cuentas, la Contraloría, la Procuraduría, el Banco Central, entre otros.

A partir de las elecciones se conforman cada uno de los poderes referidos. Algunos de forma directa como el Ejecutivo, Legislativo y Municipal; los otros se integran  de forma indirecta a partir de la delegación a otros de los poderes. Tales son los casos del Electoral, Judicial y los de Control Estatal.

Las designaciones para la integración de los poderes cuya conformación se delega no necesariamente coinciden con los períodos electorales, pues existen casos como los de los jueces en las distintas cortes que pueden perdurar hasta 10 años; pero como se dice ¨todos los plazos se cumplen¨ y  por lo tanto las nuevas designaciones serán responsabilidad de las autoridades que surjan de los comicios que  correspondan.

En el marco de lo que se comenta, las Elecciones del  2016 tienen una especial significación. Es  la oportunidad de incidir respecto  a las autoridades que han de dirigir el Estado dominicano como el más alto nivel de organización de la sociedad  y  a sus distintos niveles y formas.

Concepto ese que  mejor se entiende  cuando se enfoca  desde el desarrollo histórico de la sociedad dominicana. Sólo pensar que en una época un solo hombre tenía el control absoluto del Estado y que los seis (6) poderes estaban bajo su total dominio personal. Nos referimos al sátrapa Rafael Trujillo en el período 1930-1961. Otros períodos implicaban sino tan extremos niveles de control  absoluto como aconteció en la tiranía de Trujillo, reales distorsiones de los poderes propios del Estado como garantía de una correcta conducción de tan  fundamental  órgano de la sociedad.

La significación de las Elecciones del 2016 se inscribe además en el hecho de que se cumplirían 20 años de las elecciones del 1996, momento en el cual se cierra una etapa caracterizada por comicios de resultados  seriamente cuestionables.

Se destaca por igual que esos últimos 20 años a reserva de otros grandes problemas y distorsiones aún presentes,  representan el más prolongado período  de libertades públicas y democracia electoral.

Las Elecciones del 2016  constituyen una  nueva oportunidad para avanzar en la construcción de un Estado  al servicio del interés general  y no de mezquinos intereses particulares.