Alguna vez dije que los judíos se especializaban en hacerse odiar. Inventaron  a Jehová, el dios demonio más aberrante de la historia, al cual atribuyen todos sus crímenes y a su máximo héroe que es un David que después de matarife fue un genocida, un personaje tan tétrico que siendo rey mandó a matar al marido de una mujer que le gustaba, la madre de Salomón. La estrella de David, que veneran los judíos, destila sangre por todas sus puntas.

Los judíos se buscaron la expulsión de países en que trataron de crear un estado dentro del estado, hasta que por fin se han hechos dueños del imperio usamericano, y con esa ayuda han despojado, pulgada por pulgada a los palestinos de sus tierras, no de su dignidad.

Atacan la franja de Gaza con una ferocidad increíble y gran parte de las víctimas son niños y niñas. Y tienen como proyecto demoler centenares de casas desde las cuales se disparan supuestamente cohetes inofensivos.

El imperio procesa diariamente más de ciento cuarenta mil milllones de palabras, contra unas cien mil de las agencias informativas alternativas. Con esas palabras se construye toda la desinformación contra Maduro en Venezuela, contra Rusia en Ucrania sin mencionar los cincuentas rusos que fueron quemados vivos por los fascistas ucranianos.

No se menciona que el estado fascista de Israel mantiene en prisión a millones de palestinos en la franja de Gaza y a otros millones cuyas aldeas y ciudades en Cisjordania están rodeadas por muros que los condenan a  prisión perpetua. Malditos sean.