Bien, ya tenemos el Zika en la República, ¿y qué? Pues nada, apenas nos inmuta porque los dominicanos somos una raza fuerte a la fuerza. A la fuerza de morir y sobrevivir a todo, a revoluciones, a bacterias, a virus, a insectos, a parásitos, a ratones y ¡cómo no! a políticos y politicastros de las especies más venenosas. O si no, explíquenme por qué el país cada vez tiene mayor población, ¡ya somos más de diez millones! con tantos factores en contra.
Aquí podemos comer carne mal matada y mal manipulada, colgada durante horas y días a la intemperie, con sol lluvia y sereno, llena de cacas de moscas, de humo residual de carros, de polvo nocivo de las calles o carreteras y no nos pasa nada de nada, en cualquier país civilizado , con todas sus normas de higiene, si sus ciudadanos la probaran ese manjar, morirían como si les dieran tres pasitos, uno, dos, tres…! y al hoyo definitivo!
Aquí, los tan abundantes puestos de comida callejeros no tienen más baños que un solar cercano donde hacer sus necesidades mayores, o un árbol o una pared para las menores, sin agua ni jabón y periódicos viejos como papel higiénico, y los alimentos son tocados y retocados por manos de muy dudosa limpieza y colocados en estantes más mugrosos que limpios ¿Y? pues también nada de nada, seguimos como si tal cosa, tan campantes como el whisky aquel, pues confiamos en el poder bactericida del aceite o el agua hirviendo, y en la benevolencia divina para que sigamos con vida. Y funciona, claro que funciona, pues, a pesar de todos nuestros numerosos defectos de descuido, somos un pueblo fervoroso, aunque sea una vez por año, como lo demostramos en el día rogativo de la Altagracia.
¿Los dengues ? Ya no le hacemos ni caso, el que mueran cien ciudadanos en un año, hecho que sería un escándalo mayúsculo en otras latitudes, en estos patios no deja de ser más que una noticia más para rellenar los espacios de los periódicos, y una oportunidad para que nuestras autoridades de la salud digan que al respecto todo se hace correctamente, por el librito. Por favor, no vayamos a ser como el Uruguay, que ha tenido ahora el primer brote de dengue en 100 años y están asustados y fumigando como locos por todos los lados para combatirlo. Debería aprender de los dominicanos, de ese estoicismo caribeño, que acepta las cosas difíciles o fatales con tanta naturalidad y resignación.
¿El Zika, a nosotros? Aquí nadie está temblando ni apenas preocupado, total, un dolor de cabeza más, posiblemente menor que el que da el pago de los impuestos, o una sensación de resfriado tan común en el “invierno” que pasamos, es pan comido para nuestra férrea resistencia. Además los mosquitos que lo transmiten, para picarnos, deberán coger un número , como en los delicatesen de los supermercados, primero van los del dengue corriente, después los del dengue hemorrágico, después los de la malaria, que son los nativos y acreditados, después les tocará el turno a los recién llegados zikanos ¿El asunto de la microcefalia? En eso hay que ponerle más atención, si bien no es nada novedoso, hay tantos casos entre nuestras clases políticas, que no nos sorprende en absoluto.