En la Republica Dominicana, hasta el año 1978, no se había dado un fenómeno electoral que envolviera el enojo de los votantes con una expresión tan fuerte como en las elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio del 2020. En este sentido, la historia electoral registra el caso en el que Don Antonio Guzmán, bajo todas las adversidades y luchando contra el poder hegemónico del Dr. Balaguer, que, tras sus gobiernos reeleccionistas de los doce años, había minado profundamente el sentimiento del cuerpo electoral dominicano, que, aunque utilizó todos los resortes del poder, en las elecciones del 1978, el pueblo se volcó en contra de él, lo cual a mi juicio constituyó un voto de enojo o de castigo.
En el mismo orden, aunque con menos intensidad, el ascenso al poder de Salvador Jorge Blanco, el pueblo dio un voto en contra de… y no a favor de…, cuestión que para nadie es un secreto, que ni la llamada unidad de acero-del palacio-, pudo detener la avalancha electoral que se expresó de la corriente del PRD, por el que se identificaba como el de ¨las manos limpias¨, pero, en grado alguno, implicó este comportamiento electoral con característica de voto de enojo propiamente hablando.
El comportamiento electoral en este ciclo, fue más cuestión de rebatiñas internas dentro de las corrientes del PRD, que hicieron cumplir la consigna profética del Dr. José Francisco Peña, que rezaba, ¨solamente el PRD, derrota al PRD¨. Y así sucedió. Sencillamente, las luchas internas trastornaron la cohesión interna del partido y el desencanto de sus militantes hasta el extremo que se generó además de las divisiones de sus tendencias, un hartazgo del pueblo de ver tantas rebatiñas, y como dice Arjona, y un poco más. Todo lo cual, dio al traste que las masas del PRD empezaran hacer mutaciones, cuando no se guarecieron en múltiples grupos internos, se desencantaron en gran parte, ocasionando las sucesivas derrotas, incluso, del retorno del Dr. Balaguer a otro ciclo de 16 años más.
Siguiendo el curso de la historia, aparece el hecho de las controversiales elecciones de 1994-1998, que, bajo todo tipo de triquiñuelas políticas, ¨ se queda en el poder el Dr. Balaguer en su reelección número tres. El nuevo ciclo, tras lograrse la calma política, con la reducción de los dos años del gobierno 1994-1998, encabezado por el Partido Reformista, se abre la nueva etapa hegemónica del PLD, precisamente provocada por el desmembramiento del Partido Reformista, con el clivaje de la fuerza física de su caudillo, cuestión que también arropó al profesor Juan Bosch , generando en consecuencia, que esas dos fuerzas antagónicas, PLD-PRSC, por un asunto de odio común a Peña Gómez, formaran el otrora Frente Patriótico, con el cual se coló el Dr. Leonel Fernández Reyna en 1996- estrenando con estas elecciones, la implementación de la segunda vuelta en el país-
Aun así, a pesar de lo parecido, no tuvo presente el voto de enojo propiamente hablando, -o de castigo como otros tratadistas le llaman-, sin embargo, se genera en el escenario político una recomposición electoral, que producto de las mismas fuerzas representadas por los caudillos Balaguer-Bosch, propicia lo que algunos especialistas en la materia denominan mutación, engendrada esta con los remanentes de las reformitas y con la nueva fuerza del PLD. En ese ínterin, se establece en el poder el Partido de la Liberación Dominicana, que lo logra con determinado encanto de las masas electorales, a partir de un discurso de expectativa que había desarrollado el profesor Juan Bosch, su creador, fijando en el pueblo que la consigna principal servir al partido para servir al pueblo, y todo de una pequeña burguesía que a través de su desarrollo intelectual, pues vendía una la imagen de que con el PLD en el poder, como vanguardia del pueblo, los sueños frustrados de liberación, incluso, promesa que se arrastraba en la psiquis de la sociedad como un sueño, pues dicho partido prende en la voluntad electoral de los dominicanos.
Tanto fue así, que el Dr. Leonel Fernández, luego de su retorno al poder en el 2004, ganó en primera vuelta los procesos subsiguientes. Procesos en los que en vez de estar el voto de enojo, significaba un voto de retorno de gratitud a uno de los programas más ambiciosos de asistencialismo en América, construyó su nueva york chiquito, trenes, crecimiento macro económico, legó una de las más integrales modificación a la constitución, y con todo lo impulsado, logró uno de los más elevados sentidos de pertenencias de los dominicanos en lo referente al orgullo de representación. Aunque este, diera tumbos por quedarse en el poder, ya que en el 2012, tenía una de las más altas valoración de su figura, hubo de cederle el paso a Danilo Medina.
Este último asume la antorcha y logra una de las más elevada pegada de empatía social y política con el pueblo. Incluso, llegó a ser uno de los presidentes mayor y mejor valorado de América Latina, hasta el punto, que si hubiera podido candidatearse para las elecciones del 2020, tenía los números para lograr su reelección, al margen de todos los escándalos de corrupción, incluso por encima de la marcha verde y el caso de Odebrecht y con grande zurrapa de punta catalina, corrupción, etc. El clivaje del partido de la liberación dominicana inicia a partir del aplastamiento de la tendencia de Danilo contra el Leonelismo, con lo cual, desbordaron las ventajas que dan las luchas intrapartidarias, pero, sin ahogamiento una de las otras.
Lo anterior, produjo una ruptura de la cohesión partidaria y finalmente, tras la postura del Danilismo de ponerle un candado al Dr. Leonel Fernández para que no pasara como candidato a la presidencia, además que se cercena las aspiraciones de otros líderes, también se escoge un método de encuesta para elegir al candidato Delfín del Danilismo, todo lo cual dejó sellado la división, y lo peor, que la propia corriente que se fue, estigmatizó la consigna de despedida, ¡ E´ pa ´fuera que van!
En efecto, al tratar de tapar la salida de Leonel, el PLD, comete el error garrafal de instalar a Temístocles Montás como presidente del partido -siendo inocente o no, pero, bajeado, y con el bajo a Najayo-, cuestión que tronchó los últimos alientos de tolerancia del pueblo. Este hecho y otras candidaturas más, de otros bajeados con casos de corrupción, hizo generar un giro de orgullo y pertenencia de los gratificados con todos los programas, sólo comparable con el caso del esposo suplidor, hasta amoroso y dadivoso, que la familia llegó a tomar vergüenza con él, porque a pesar de toda esa bondad, tenía su familia desacreditada, por tantas afrentas públicas, que su propia familia, decidió dejar todo perdido y desaparecerse de su lado.
Finalmente, cabe decir que parece que estos hechos, más otras ronchas públicas de algunos delirium del poder que mostraban gente que en el pasado eran jugadores de vistillas en los barrios, mostrándole al pueblo tanta opulencia y tanto estado de bienestar y algunos dejos de petulancias con su gente de ayer, que unido a los causales anteriores, se suscitara el síndrome de la vergüenza en cara ajena, y los mismos otrora correligionarios, según se aprecia en el déficit de voto del PLD respecto a las elecciones del 2016, indican a fin de pasar factura a todo lo que venían haciendo su gente de su partido, o se quedaron en su casa, o muy bien, según el arsenal de votos del Abinader, hicieron causa común con el propio contrario, el PRM, y le dieron un voto de castigo a sus propios compañeros, que unido al propio estado de ánimo de la sociedad al respecto conformó la gran ola electoral, que incluso, generó que muchos candidatos a la senadurías, sin méritos políticos y sociales, obtuvieran hasta 60% del favor de voto, cuestión que hasta para ellos resultó una gran sorpresa, por tanto, mansos y cimarrones, hicieron una mancuerna que desencadenó en la ola súbita que castigó con su voto al PLD.