Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo. Tanto así, que a raíz de su divorcio su ex-esposa se convirtió en la 15ava persona más rica del mundo. Ella, aún donando 2.7 billones de dólares de su fortuna el pasado año, ganó US$2.9 billones en un solo día.

 

La distancia que nos separa de este tipo de personas es cada vez mayor. Los desafíos, la forma de ver la vida, de ver al otro… Sin embargo, cada vez más gente se proyecta en estos billonarios y salen en su defensa. Dejan de lado a los ciudadanos comunes que son y con los que habitan, y salen en una especie de falsa proyección a defender la desigualdad extrema. Aspiran a ser Bezos, aunque tengan mejores posibilidades de ganar la Lotería (que a lo sumo da millones, nunca billones).

 

En este sentido, muchos se niegan a ver que en ocasiones la avaricia es lo que rompe el saco. Y que las sociedades suelen fundarse en una narrativa común que nos relata semejantes y nos hace visibles. Cuando estas relaciones se tensan demasiado, el pacto suele romperse, dando cabida a inestabilidad, desilusión y hasta revoluciones. El viaje al espacio de Bezos trae una mayor desilusión al presente de la humanidad y la conformación social que una esperanza.

 

Para analizar el éxito reverenciado de Bezos, el camino hacia ese nivel de riqueza pasa por más injusticias y menos invención. Es decir, hablemos un poco del viaje empresarial antes que en otro artículo abordar el espacial.

 

La empresa Amazon inició en 1994 como un mercado en línea para vender libros. Hoy es un gigante tecnológico que tiene presencia importante en diversos mercados y con una infraestructura crítica para otros negocios en línea de plataforma y entrega. A saber:

 

1)      Es el comerciante online dominante en EEUU con un 47% del mercado.

2)      Es uno de los principales agentes de la cadena logística, que en la actualidad está construyendo “la mayor empresa de envíos de paquetes del mundo”. Para 2019, solo Fedex, Ups y el correo de EEUU manejaban mayor carga.

3)      Lidera con su subsidiaria AWS el mercado de infraestructura en la nube con un 32% del mercado.

4)      Continúa expandiendo sus productos en mercados tan disímiles como baterías, libros, cine, tv, ropa, pañales para niños… etc.

 

La línea roja con el derecho de la competencia es muy visitada por esta empresa y en casos cruzada a la ilegalidad, siempre en favor de sus ganancias. Por ejemplo, la empresa Diapers.com, muy lucrativa en su momento, no pudo competir cuando Amazon se interesó por ese mercado. Se dice que Amazon perdió alrededor de U$200 millones reduciendo los precios de los pañales, con el fin de que Diapers.com quebrará o pactará con ellos. Diapers.com terminó sucumbiendo ante los precios predatorios de Amazon, y tuvieron que dejarse comprar por el gigante por unos 540US$ millones. Luego fue cerrada y Amazon aumentó fácilmente los precios de los pañales.

 

Esto no es nuevo para la empresa. Amazon ha destruido miles de negocios en todo EEUU y el mundo. En sus inicios, lograron su éxito ahorrándose los costos de impuestos de venta estatal (de 6% a 8%) por ser una empresa en internet, creando una competencia desleal ante esas pequeñas empresas locales que sí tenían que asumirlo. Y por ende concentrando la riqueza. Asimismo, existen graves acusaciones de que Amazon utiliza la data que recopila en su portal de otros negocios para lanzar sus marcas, potenciar sus ventas y entrar en sus mercados. Esto lo facilita la confusión de roles con que opera, es decir el ser vendedor de la plataforma y el propietario de muchos productos que posiciona con su marca.

 

En este sentido, esto se puede asemejar a cuando las empresas de ferrocarriles en EEUU (siendo el epítome del poder comercial), fueron prohibidas por conflictos de interés de poseer empresas de carbón. Se entendía que era un mecanismo injusto de competencia y se pretendía regular su poder en el mercado. Cabe preguntarse ¿Cómo lucirían los mercados en algunos años si a Amazon se le permite continuar expandiéndose sobre el trabajo de otros negocios y en otros mercados? ¿Qué tanto poder (no solo en el mundo comercial sino en el político y hasta en el espacial) tendría la empresa y el Sr. Bezos?

 

No bastando estas estrategias, Amazon utiliza los mecanismos de elusión internacional para despojar a Estados Unidos en impuestos sobre su ganancia, llevando a cero sus impuestos sobre sus billones. A esto también podríamos agregarle los cientos de millones de dólares recibidos en exenciones de impuestos dadas por Trump.

 

Por lo que, la realidad es que Jeff Bezos ha incrementado buena parte de su fortuna no solo gracias al auge del Internet (que obvio que sí), sino basado en un esquema de negocio que frecuenta la competencia desleal y se beneficia de las ventajas de lo que se denomina "Crony capitalism" (o capitalismo clientelista/ de compadreo). Otro ejemplo de esto, es como Bezos ha puesto a pelear a los distintos estados de Estados Unidos para ver quién le ofrece mayores subsidios por la instalación de sus almacenes y empleos. En ese camino de necesidad, los salarios de sus empleados muy necesitados no mejoran ni cerca acorde con la rentabilidad de la empresa, denunciando algunos vivir con ayudas del gobierno.

 

Esta es una de las razones por la cual la Senadora Elizabeth Warren bien dijo que en su viaje "Jeff Bezos olvidó agradecer a todos los trabajadores americanos que pagan impuestos para que este país continúe funcionando mientras él y Amazon no pagan nada".

 

Es decir, no existe un atisbo de una real responsabilidad social corporativa. Ni para la sociedad a través de sus impuestos, ni para sus trabajadores, ni para el medioambiente (Bezos aquí no es distinto a muchos que se benefician de este sistema). Estas son algunas de las maniobras que le facilitan a Bezos amasar sus billones, que algunos defienden (sin criticidad) para sus gastos en viajes espaciales, el cual abordaremos con objeciones en otra entrega.

 

“Si los poderes concentrados de estas combinaciones se otorgan a un solo hombre, es una prerrogativa regia e inconsistente con nuestra forma de Gobierno… Si no soportamos un rey como poder político, tampoco lo soportaremos sobre la producción, el transporte o cualquiera de las necesidades vitales. Si no nos sometemos a un emperador, tampoco deberíamos someternos a un autócrata del comercio, con poder de prevenir la competencia y de fijar precio en cualquier rubro.” Sen. George Sherman. Autor principal de la Ley Antitrust de EEUU.