El poder no es algo que se tiene, sino un espacio al que llega. Michel Foucault
Una de las cuestiones más trascendentales de la pandemia, sin duda alguna aparte de lo sanitario, son los cambios políticas y sociales que se están generando a escala global. Los hacedores de políticas públicas deben comprender, de manera sencilla que los cambios postpandemia, están produciendo aceleraciones ininterrumpidas; en la base social y en las instituciones.
La pandemia nos adelantó hasta el 2030, y hoy lo que se diseñe y planifique debe ser hasta el 2050. Algunas Estados ya empezaron, pero sobre todo los grandes ganadores de la crisis las empresas de alta tecnologías, -usted talvez no lo cree- pero están en marcha antes de que se produzca la próxima crisis.
La data sanitaria que se genera es una interpretación, una aproximación de los cambios, que en el escenario más profundo puede ser la expresión de la biopolítica (Foucault), tal relación genera tensión con el Estado derecho y la reconfiguración indetenible. Talvez otra cuestión, es la afectación de la pandemia al garantismo como escuela de pensamiento jurídico, antes la supresión de derechos fundamentales.
Esta es la realidad de la nueva normalidad, el Estado está siendo desplazaos por insurgentes fuerzas de factores extra poder que lo desafían. La observación política nos conduce a ver como la OMS, comienza a controlar profundamente la vida de los ciudadanos y la vida de las instituciones; hoy sus directivas abarcan un conjunto de acciones que modulas las actuaciones del Estado, sus instituciones y la sociedad global.
En un sentido más amplio, este control suprapoder se encuentra también en los CDC, que trazan la política de las últimas decisiones sanitarias, por ejemplo, la vacunación de los niños. Los Estados en su mayoría perdieron la capacidad de diagnosticar, prevenir y curar la virosis pandémica que nos afecta y acogota en términos humanos.
Si queremos rexaminar el poder político y los cambios en el control del Estado, no olvidemos a Cambridge Analytica, entidad que en base al Big Data cambiaria la minería de datos y el análisis de datos con la comunicación estratégica para el proceso electoral. Los algoritmos como nuevos elementos de la ciencia de datos reconstruyen el perfil del usuario para redirigirlo hacia el interés de las grandes corporaciones.
Sin duda alguna otra expresión, de extra-poder sobre los administrados, es el control que se viene sobre la vida de los otros, limitación de derechos fundamentales básico. La tensión entre derechos fundamentales y las regulaciones estatales, afloran como una consecuencia postpandemia.
Los poderes supranacionales que construyen en estos momentos tienen su expresión en la enorme acumulación de capital que percibieron la pandemia. Hay ganadores y perdedores. El control poder política tiende desplazar hacía otro escenario fuera del Estado, es el caso de Facebook, Twitter, YouTube que hacen control político, inclusión política y exclusión política de los actores políticos, estamos en presencia de una nueva forma de regulación del poder político y de la democracia.
El surgimiento de las criptomonedas es esencial para la continuidad del cambio que sufrimos y el desarrollo digital en la economía. La sobredimensión que empieza a jugar lo privado sobre lo público (Economía vs. Salud), en una expresión del desplazamiento y el corrimiento del poder mundial.
Hay un cambio substancial en la sociedad global, la función y la disminución del Estado, podríamos ilustrarnos grandemente. El Estado está dejando de ser esa maquinaria poderosa que aplastaba a todos los ciudadanos en todos los ismos. Ese Leviatán se enfrenta a una implosión de sus fuerzas que fuera de su epicentro, lo desafían. El universalismo, como expresión de cambios del Estado Moderno, es una realidad, -aunque sus ojos solo muestren limitaciones-, el cambio es el concepto que mueve la vida de nuestros tiempos y sobre el cual se esta erigiendo una nueva forma de Estado.