• 1. El poder absoluto que detenta Bruno Rosario Candelier como director de la Academia Dominicana de la Lengua desde 2002 hasta hoy, año en que fue elegido al cargo por primera vez, y cuyo mandato actual culmina en julio de 2023, no se debe a ningún milagro, sino a una modificación fraudulenta e ilegal de los estatutos de la corporación operada en 2008 en lo atañedero a los artículos que dotan de atribuciones específicas al Secretario Perpetuo y al Tesorero de la Academia, respectivamente.
  • Bruno Rosario Candelier
  • 2. ¿En qué consistió esa modificación fraudulenta e ilegal del artículo 29 que especifica las atribuciones del Secretario Perpetuo y el artículo 30 que delinea las atribuciones del Tesorero? En el primer caso, Rosario Candelier abolió el adjetivo de Perpetuo que figura en los Estatutos de 2002, los únicos con base legal porque fueron aprobados por la asamblea de los miembros de número de la Academia, y lo redactó de la siguiente manera, de modo tal que las atribuciones del Secretario Perpetuo recayeran sobre la persona del director: “Realizar, con la anuencia del Director, mediante circulares de lugar las convocatorias y notificar las admisiones para académicos elegidos.” En los Estatutos de 2002, no existe el inciso “con anuencia del Director”. Con este inciso, Rosario Candelier anuló el poder del Secretario Perpetuo y se lo atribuyó a sí mismo, a más de las potestades que tiene como Director. Y con respecto a las atribuciones del Tesorero, realizó la misma operación anterior, no contemplada en los Estatutos de 2002 y redactó el artículo 30 de la siguiente manera: “Ser el depositario, recaudar de los aportes y fondos. Mantendrá una cuenta bancaria, manejándose los fondos en firmas conjuntas o separadas del Director y del propio Tesorero o según lo determine la Junta Directiva, la cual podrá designar a otras personas para sustituir al Director y/o al Tesorero.” Con esta coletilla “o separadas del Director”, Rosario Candelier también acapara ilegalmente las atribuciones propias del Tesorero, según consta en los Estatutos de 2002 y esto le ha permitido manejar una cuenta bancaria separada sin que el Tesorero tenga control de la misma, razón por la que solicito al presidente y demás miembros de la Honorable Cámara de Cuentas realizar una auditoría a las distintas gestiones de Rosario Candelier desde 2002 hasta el presente con el único propósito de saber si ha manejado con pulcritud y transparencia los dineros públicos que ha recibido del Estado, así como las donaciones del gobierno dominicano o las internacionales y de las que nunca ha rendido cuenta al pleno de la Academia, a menos que no sean los anémicos estados de cuenta donde figuran las firmas suya y del Tesorero de turno.
  • 3. ¿Por qué sostengo, y conmigo el equipo que me acompañó en las únicas elecciones en que ha habido una candidatura opositora en los comicios de 2005 a la de Rosario Candelier? Porque para realizar la fraudulenta e ilegal modificación de los artículos 29 y 30 de los Estatutos de 2002, realizada en 2008 o en 2009, previo a las elecciones de la junta directiva en 2009, aparecida en el Boletín 20 de 2009, pero que en portada tiene fecha de 2008, Rosario Candelier no convocó a la asamblea reglamentaria compuesta por los académicos de número ni notificó al Secretario Perpetuo ni al Tesorero que la modificación propuesta afectaría los poderes de estos dos funcionarios de la Academia. Pero tampoco cumplió Rosario Candelier con lo establecido en el artículo 58 que estipula que “para modificar estos estatutos se exige que haya una iniciativa firmada cuando menos por un 10% de los miembros activos.”
  • 4. Como el director de la Academia no cumplió con ninguno de los mandatos de los Estatutos de 2002, los modificó personalmente y es posible que haya recurrido al procedimiento que le ha permitido mantenerse en el poder durante 21 años: solicitar por escrito el voto favorable a todos los académicos que le deben el favor de haberlos nombrado como miembros de número en la Academia para él aprobar todos los fraudes e ilegalidades que van desde estos nombramientos hasta la modificación de los artículos 29 y 30 que le permitió cumular los poderes de director, secretario perpetuo y tesorero. De modo que todos esos nombramientos de académicos de número hechos personalmente por Rosario Candelier son nulos y así deberá declararlos la asamblea de la corporación el día en que una directiva con dignidad y firmeza de carácter anule esos fraudes e ilegalidades cometidos por el director de la Academia.
  • 5. Un único ejemplo palmario de manipulación del voto de los académicos de número por parte de Rosario Candelier con el recurso de rellenar las boletas con la firma de dichos académicos, con o sin su consentimiento, ocurrió durante la elección de Cayo Claudio Espinal como miembro de número. Cuando la junta electoral que dirigió los trabajos leyó los votos no presenciales, Rosario Candelier sometió a la comisión electoral el voto firmado del Cardenal López Rodríguez, fechado antes de los comicios para llevan esa vacante. Pero resulta que Manuel Núñez, secretario de la Academia, había solicitado el voto al Cardenal a favor de Cayo Claudio Espinal y este lo otorgó el día anterior a la elección, con lo que se evidenció el fraude cometido por Rosario Candelier y se abonó a la candidatura de Espinal la última boleta emitida por el purpurado y se anuló la fraudulenta fabricada por el director en su despacho.
  • 6. Tengo que especificar y aclarar que el grupo “Pedro Henríquez Ureña” que auspició mi candidatura a la dirección de la Academia en 2005 ha reconocido siempre, y esta ha sido su lucha en contra del director y sus poderes dictatoriales, la validez y legalidad de los Estatutos de 2002 y a ellos se ha aferrado en todas sus actuaciones en la Academia y todos los miembros de número que ha propuesto, y que han sido aprobados por el pleno de la corporación, ha sido con apego irrestricto a los mencionados estatutos de 2002. De modo que estos nombramientos de académicos de número aprobados por el pleno son los únicos que poseen fuerza legal y Rosario Candelier y su grupo de apoyo se opusieron siempre a nuestros candidatos.
  • 7. Una segunda prueba palmaria del fraude y la ilegalidad que ha normado la conducta de Rosario Candelier como director de la Academia fue la publicación, en el Boletín número 20 del año 2008, de la supuesta modificación de los artículos 29 y 30 de los Estatutos de 2002 realizada en 2008. Pero como no hay crimen perfecto, a Rosario Candelier se le olvidó publicar, junto a la supuesta modificación, el acta de la asamblea que “modificó” dichos artículos y recurrió a un ardid. Colocar en lugar de la fecha de su “supuesta modificación”, la fecha de la aprobación de los Estatutos de 2002, o sea, el 1 de marzo de 2002 y peor aún, publicar que la “supuesta modificación de los artículos 29 y 30 tocantes al Secretario Perpetuo y al Tesorero, fueron aprobado con la firma de Joaquín Balaguer, quien ya estaba muerto el 14 de julio de 2002, última parodia cínica del odiador de la declaración universal de los derechos del hombre y del ciudadano proclamados por la Revolución francesa.
Joaquín Balaguer
  • 8. Todo lo dicho en los párrafos que anteceden, es la intrahistoria de la Academia Dominicana de la Lengua desde 2002 hasta hoy y a todos los académicos de número les comunicamos a partir de 2005 la verdad de estos hechos, pero la ceguera, la falta de dignidad y de firmeza de carácter les empujaron a votar siempre, hasta el día de hoy, por el fraude y la ilegalidad llevados a cabo por Rosario Candelier, todo lo cual le ha permitido a él y a su grupo de seguidores, mantenerse indefinidamente en el poder, y creer que ser miembro de número de la Academia es un prestigio, y no al revés, que somos los académicos con nuestras acciones y conducta ética los que le aportamos el prestigio a la institución. Y esta conducta de los académicos de número secuaces de Rosario Candelier me explica, taxativamente, la razón por la que Rafael Trujillo Molina se mantuvo 31 años en el poder con el apoyo, racionalización y justificación ideológica de la Academia Dominicana de la Historia, de la Academia Dominicana de la Lengua, del Ateneo Dominicano y de la Universidad de Santo Domingo. De esa misma manera han operado los académicos de número que han apoyado los 21 años de gestión de Rosario Candelier.
Marcio Veloz Maggiolo
  • 9. ¿Cómo se ha llegado a esta situación de fraude e ilegalidad? La favoreció un hecho insólito que, aparentemente, no debió incidir en lo sucedido en la Academia de la Lengua. Cuando Tony Raful nombró a Mateo Morrison como secretario del Consejo Nacional de Cultura, Marcio Veloz Maggiolo era subsecretario de Estado de Cultura encargado de Patrimonio Monumental. Él recusó el nombramiento de Morrison y se creyó con derecho al cargo, y acusó a Morrison de inculto e inepto y que no merecía el puesto. Veloz Maggiolo desconoció la facultad burócratica del ministro Raful y esto trajo un conflicto que obligó a Veloz Maggiolo a renunciar a su cargo y se produjo un alineamiento de los demás funcionarios de Cultura en respaldo de Raful. A partir de ahí, Veloz Maggiolo, que era subdirector de la Academia de la Lengua, renunció al cargo y la asamblea del pleno me eligió para sustituirle. Veloz Maggiolo logró que se le nombrara en la Cancillería, pero en las elecciones de 2004 respaldó, por el disgusto, a Leonel Fernández. Y triunfó. Y siguió con su apoyo a los gobiernos de Leonel y Danilo. Pero este hecho trajo un desequilibrio de poder en la Academia que dio al traste con el impulso de renovación que quiso imprimirle don Mariano Lebrón Saviñón al propiciar la entrada a la Academia de Manuel Núñez, Andrés L. Mateo, Manuel Matos Moquete y el suscrito. Entonces este desequilibro de poder favoreció a Rosario Candelier, que de pronto se vio respaldado por las fuerzas conservadoras y por la propia gestión del clan de los mocanos encabezado desde la Secretaría de Cultura por el titular José Rafael Lantigua y la estructura de poder cultural que montó durante los ocho años de su mandato y que todavía se mantiene intacta.
Tony Raful
  • 10. Cada vez que Rosario Candelier siente que su poder se agrieta, producto de la lucha interna que se libra en favor de los Estatutos de 2002, recurre al expediente de la recogedera de firmas, falsas o legítimas, de los académicos que no asistirán a la asamblea. Y como no pudo impedir la elección de los últimos académicos de número, Cayo Claudio Espinal y Giovanny Cruz, ahora ha recabado cuantas firmas ha querido para imponer la candidatura de José Mármol, con el único y deliberado objetivo de intentar reconstruir la mayoría mecánica que siempre ha aprobado todos sus desafueros. El que tenga oídos para oír, que oiga; el que tenga ojos para ver, que vea. Que nadie alegue después ignorancia.
  • 11. Los miembros del grupo PHU que hemos enfrentado a Rosario Candelier desde el 2002 y en las elecciones de 2005, le expresamos en su propio despacho que nuestra lucha no era un asunto personal, sino institucional. Él nos venció en aquellas elecciones a causa de la defección del voto del cardenal López Rodríguez, quien, en visita a su despacho que le hice en compañía de Irene Pérez Guerra, previa explicación de nuestro proyecto, se comprometió a votar por nuestra candidatura, pero el día de las elecciones votó por Rosario Candelier. Y una prueba al canto de que nuestra lucha no es un asunto personal, sino institucional, es el hecho de que nuestro equipo mantiene, y yo personalmente mantengo, excelentes relaciones intelectuales con el director y le consulto a menudo sobre asuntos lexicográficos y literarios y para esto le llamo a su residencia de Moca o a su despacho. Incluso intercambiamos publicaciones.
  • 12. Todavía caliente el cadáver de Veloz Maggiolo a menos de un mes de su muerte, ¿cuál es día urgencia de Rosario Candelier en convocar a una elección cuando en casos similares de llenar vacantes él se ha tomado un año o más? Fíjese el lector que el director es quien convoca a llenar la referida vacante, no el secretario, perpetuo o no, a quien le ha usurpado sus atribuciones. En julio de 2023 habrá elecciones para renovar el gobierno de la Academia, ¿pero le permitirán la biología y los académicos seguir en el cargo al director hasta ahora vitalicio? En España, Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias, le preguntaba extrañado a un académico criollo si no había otras personas de mérito que aspiraran a ocupar el cargo de director, porque cada tres años era Rosario Candelier el nuevo director elegido. Y la misma pregunta me formulan casi siempre los miembros absentistas de nuestra corporación o algunos miembros de la fraterna Academia Dominicana de la Historia, la que se maneja con una alta dosis de institucionalidad e incluso, sin reelección. Quienes formulan tales preguntas e inquietudes ignoran, o fingen ignorar, la intrahistoria de lo sucedido en nuestra corporación desde hace veinte años.
  • 13. Rosario Candelier gobierna la Academia, respaldado por los artículos 29 y 30, como un Pedro Santana apoyado en el báculo del artículo 210. En el caso de las premiaciones literarias donde la Academia es jurado, el director ni se molesta en consultar a la junta directiva o al pleno para que el voto para el Premio Nacional de Literatura o el de la Fundación León Jimenes sea el deseo de la mayoría. El director vota por el candidato de su simpatía personal, como en el caso de Veloz Maggiolo a quien propuso siempre para el premio Cervantes a cambio de su lealtad. O vota por un miembro del interiorismo. Es el espíritu de solidaridad provinciana del clan de los mocanos en pleno funcionamiento.

§ 14. Finalmente, existe un caso grave de solapamiento de la estructura paralela del Ateneo Insular o interiorismo, teoría literaria fabricada por Rosario Candelier, con la estructura de la Academia Dominicana de la Lengua, acción clientelar donde una y otra se confunden en una inextricable simbiosis. Convertida en una especie de Consistorio medieval, la burocracia interiorista solapada en la Academia ocupa las siguientes cargos lingüísticos y literarios y sus integrantes son, o esperan serlo, miembros correspondientes con promesa de llegar a convertirse algún día en miembros de número. Estos cargos son los siguientes: Coordinadora de la tertulia lingüística de la Academia; coordinadora de la tertulia “Letras de la Academia”; coordinador del grupo “Mester de la Academia”; coordinador del grupo “Trovadores de la Academia”; coordinador del grupo “Juglares de la Academia”; consultor lingüístico; consultor bibliográfico; coordinador de biblioteca; colaboradora de actos; colaborador de eventos; colaboradora de jornadas líricas; colaboradora de actividades; coordinadora de relaciones públicas y, finalmente, el abogado asesor del director, presidente del Patronato de la Academia. ¡Cuánta duplicación de funciones! y cómo la Academia de la Lengua se ha convertido en una antigualla teocrática que avergonzaría a todos los miembros fundadores y académicos de número que fueron discípulos directos o indirectos de Eugenio María de Hostos, a quienes nunca se les ocurrió crear, con el Ateneo Dominicano, una estructura paralela a la Academia Dominicana de la Lengua.