Con sorpresa, organizaciones internacionales, centros de derechos humanos y Facultades de Derecho de universidades en Canadá, España, Inglaterra, entre otras partes del mundo y organizaciones sociales en República Dominicana, recibimos la semana pasada y en el día de ayer, dos noticias por parte del Tribunal Constitucional:
Primero, que con sólo un fin de semana de por medio (hizo su anuncio el jueves 16 de abril), convoca audiencia para el lunes 20 de abril para conocer de las demandas de inconstitucionalidad interpuestas por la Fundación Matrimonio Feliz, Fundación Justicia y Transparencia y la Fundación Transparencia y Democracia contra la reforma a los artículos del Código Penal que regulan el aborto y su no criminalización en tres casos. La convocatoria se hizo sin haber publicado los extractos de las demandas y sin abrir el plazo de 15 días para la presentación de amicus curiae, tal y como prevé el reglamento de ese Alto Tribunal. Segundo, que durante la audiencia, el Presidente del Tribunal indicara que no se recibirían amicus enviados por correo electrónico y generara total confusión sobre si se van a aceptar o no amicus, pasado el plazo de tres días que le dio a las partes para someter escritos adicionales.
Lo del correo electrónico no es baladí. La figura del amicus curiae (amigo del Tribunal) está pensada para abrir los procesos de trascendencia constitucional o de interés público a actores y actoras cuya competencia en una determinada materia pueden resultar de utilidad para edificar al tribunal y ayudarlo en su dura tarea de resolver casos difíciles. Esto supone que, en la era de la informática, la globalización y las comunicaciones, el tribunal tiene que estar preparado para colaboraciones de diferentes partes del mundo cuya recepción es más sencilla a través del uso de correo electrónico. Sin embargo, el Presidente de ese tribunal ha decidido interpretar el reglamento de la corte en sentido estrictamente literal: Los amicus deben presentarse en papel en la secretaría del tribunal, es decir, en la oficina entendida como espacio físico ¿El e-mail aún no se ha inventado?
Las normas pueden interpretarse de distintas maneras. La que regula la presentación d elos amicus podría haberse interpretado para alcanzar el objetivo de favorecer las contribuciones de personas amigas del tribunal ajenas al proceso pero con conocimientos legítimos sobre el tema, y conforme al tiempo en el que se aplica, es decir, en la era de la comunicación digital.
La institución del amicus curiae es una de las más antiguas dentro de la tradición jurídica de la que formamos parte, es admitida por jurisdicciones nacionales e internacionales a lo largo de diferentes sistemas jurídicos, regiones y países. Parte de la idea de que la tarea encomendada al juez es difícil porque tiene que resolver temas en donde no hay consenso, en donde se requiere mucha información no sólo jurídica sino también de otras disciplinas: medicina, psicología, antropología, sociología, psicología social, entre muchas otras. Porque de los jueces y juezas se espera mucho pero se comprende que no pueden conocer todas las áreas del conocimiento.
Los jueces y juezas no están obligados a decidir en función de lo que dicen los amicus porque no se trata de intervenciones de las partes en el proceso, pero les aportan una mirada más amplia, les permiten conocer diferentes puntos de vista, enriquecen el proceso. Más aún, nos enriquecen como democracia, porque lo que pasa en ese tribunal nos definirá a todos.
Este proceso en inconstitucionalidad del Código Penal, que es el debate sobre si las mujeres, las niñas y las adolescentes en República Dominicana veremos respetados nuestros derechos a la vida y a la dignidad a través de la despenalización excepcional y por causales del aborto, continúa. Confiamos en nuestra justicia y en que los jueces encargados de esta tarea se apoyen en la Constitución, sus principios y los derechos fundamentales que esta protege. Porque confiamos en que podemos ser un país mejor, capaz de debatir sin trabas, de ser más democrático, más justo, más digno. Esperamos recibir las mejores noticias de nuestros jueces y juezas en ese Alto Tribunal.