Lo de la “Madre Patria” no tiene madre.

En el 1936 resolvieron el tranque a base de balazos. Una guerra civil que costó más de un millon de muertos y que sirvió de tubo de ensayo a los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día el tranque es parlamentario pero tan intransigente como el anterior.

La democracia parlamentaria, como la que reina hoy día en España, tiene sus bemoles de ilogicidad. Los partidos que han perdido las elecciones son los que pretenden gobernar, impidiéndole al candidato que las ha ganado formar gobierno.
En un sistema presidencialista, a pesar de sus múltiples contradicciones, esto es inconcebible y suena a irracional.

Mientras el pueblo se debate en un continuo limbo de gobernabilidad, los líderes políticos continúan haciendo pininos de elocuencia en el Parlamento a ver cuál es el que debate más bonito. Se manifiestan insensibles a la voluntad popular.
Es el cuento de nunca acabar.

Pedro Sánchez, el actual secretario general del Partido Obrero Español (PSOE) se ha empeñado en trancarle el juego a Mariano Rajoy, el presidente en funciones y el candidato más votado (Partido Popular) y, a pesar de que éste le ha ganado holgadamente en dos ocasiones seguidas, el 20 de diciembre pasado y el 21 de julio de este año, Sánchez opina que Rajoy no es digno de fiar y que su gobierno ha sido fatal. El juego está trancado y los que perdieron quieren ahora gobernar.

“¡Ay, si Francisco Franco viviera!”- nos dice Rogelio Gil, un nieto ex falangista de un general de la época franquista. “Los mandaría a todos a freir buñuelos”.

“¿Entonces para qué sirven las elecciones?”, dice Serafín Cueto, un asturiano que votó por el PSOE pero que opina que el actual tranque no tiene sentido, sobre todo si se tiene en cuenta la voluntad del pueblo español expresada en las urnas.

“Mal que bien, el pueblo ha expresado su voluntad soberana y ésta debe de ser respetada por nuestros líderes políticos, aunque no les guste”. Serafín es un socialista convencido pero opina que Rajoy ganó dos veces (aunque no con una mayoría absoluta), y que, tal como está conformado el sistema parlamentario español, el tranque actual no tiene sentido. “El pueblo español ya se ha expresado por dos veces seguidas y no es hora de seguir argumentando, a pesar de los escandalos y de la corrupción rampante”.

“Estamos abocados a unas terceras elecciones en menos de un año”, nos dice Dulce Virginia, una madrileña doctora en farmacia. “La clase política ya no responde a las necesidades del pueblo español, giran siempre sobre sí mismos y se han convertido en una clase inservible. ¿Entonces para qué hemos votado?”

En un sistema parlamentario el voto de los ciudadanos no es el decisivo, sino el número de escaños en el parlamento. Si estos no suman, el juego se tranca.

Mariano Rajoy y su partido (Partido Popular, de centro derecha) sacaron la mayoría de los votos pero no cuentan con los suficientes escaños, Sacaron 134 escaños. Sumados a los 32 del “Partido Ciudadanos” (con el cual han hecho un pacto) y a “Coalición Canaria” (un escaño) llegan a 170 en total. Sin embargo, los escaños del “PSOE” (85) y los de “Podemos” e “Izquierda Unida” (“Unidos Podemos”) con 71 escaños, más los escaños de los partiditos étnicos diseminados en el Parlamento: PNV-Partido Nacionalista Vasco” (5); Bildu (2), “CDC” (8), “ERC” (9), suman 180 escaños en total. 170 contra 180, en dos rondas parlamentarias que han resultado en dos investiduras fallidas para Mariano Rajoy.

El “PP” necesitaría 6 escaños más para poder formar gobierno y, de abstenerse el “PSOE” con sus 85 escaños, automáticamente Rajoy podría tener espacio para formar un gobierno. El problema es que Pedro Sánchez y sus adláteres se rehusan a dejarlo gobernar, invocando que, a pesar de que los ciudadanos han votado mayoritariamente por él, Rajoy no es digno de fiar y sus politicas han sido desastrosas para el país. Lo mismo opina Pablo Iglesias (el de la colita) y Alberto Garzón de Izquierda Unida. De ahí el tranque magistral en que nos encontramos.

Traduciéndolo al lenguaje político dominicano, es como si al gobierno releccionista del PLD el Congreso le trancara ahora el juego y no lo dejara continuar gobernando.
Sin embargo, en el caso dominicano el Congreso esta controlado por peledistas.
Ahí está el detalle.