Recientemente leí en la web que militares del CESFRONT y presuntos traficantes de haitianos indocumentados se enfrentaron a tiros en una comunidad de la provincia fronteriza de Dajabón.

Dicho enfrentamiento, de acuerdo a la noticia, se produjo en un puesto militar cuando, supuestamente, los militares "sorprendieron" a los traficantes transportando a los haitianos ilegales y les exigieron dinero a cambio de dejarlos proseguir con los indocumentados.

Noticias como esta revelan de forma contundente la mafia con el tráfico de haitianos que pasa "desapercibida" ante los ojos de las autoridades desde hace ya varias décadas, y, en muchos casos, en contubernio con ellas mismas.

Lo lamentable es que el tráfico de haitianos beneficia a un grupo de poderosos empresarios, quienes prefieren no tener legítimos vínculos laborales con sus respectivos trabajadores para poder deshacerse de ellos cómo y cuándo les venga en gana, como también a las autoridades, que se lucran de la suerte de nuestro vecino pueblo.

Los ingresos percibidos por un trabajador haitiano, en el sector agricultura, oscilan  entre los RD$ 1,500.00 y RD$ 2,000.00 pesos por mes, no llegando ni de cerca al sueldo mínimo del sector público. Por supuesto, estos míseros cheles no le dan para garantizarse ni siquiera una ración de comida decente todos los días.

De estos RD$ 2,000.00 pesos al mes, deben sacar alguito para visitar por lo menos una vez al año a los familiares que han dejado en Haití, sobre todo lo que corresponde a los sobornos que deben pagar para realizar el viaje sin contratiempos.

De acuerdo a una investigación llevada a cabo por el Servicio Jesuita de Refugiados[1], el 17% de los haitianos entrevistados que trabajan en la agricultura en la zona nordeste del país, dijo no tener ningún día de descanso en su jornada semanal. Una de las principales quejas de los/as trabajadores/as es, precisamente, la brutal intensidad a la que son sometidos por parte de los dueños de fincas agrícolas, quienes en varias ocasiones llegan, de acuerdo a sus testimonios, a faltarles el respecto con gritos, insultos y palabras obscenas. En el caso de las mujeres, hasta agresión sexual.

Reportan que usualmente les dicen: "Ustedes no son más que animales y tienen que trabajar hasta las seis de corrido para poder recibir el pago del día completo".

Es importante resaltar que los certificados que entrega la Dirección General de Migración son solo emitidos por un período de seis meses, y que los mismos no habilitan para poder obtener otros documentos que regularicen el estatus migratorio de estos trabajadores, y de sus hijos, inclusive los que nacen en territorio dominicano.

La mano de obra haitiana es importante, oportuna y necesaria. En la historia de la humanidad los pueblos siempre han emigrado en busca de una mejoría y esta migración contribuye al fortalecimiento social y económico de cualquier país. Esto es un derecho, como también lo es el que el Estado defina una política migratoria efectiva que posibilite este flujo en un marco de dignidad y respeto por los derechos humanos.

Lo que no podemos seguir justificando es el tráfico y la trata de haitianos, con la consecuente ola de corrupción y violencia que conllevan, fomentando un sistema de esclavitud en pleno Siglo XXI.

[1] Presencia de la Mano de Obra Haitiana en Plantaciones Agrícolas de las Provincias de Montecristi y Valverde Mao: http://www.sjrdom.org/spip/investigacion.php3