La muerte de Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961, desencadenó en nuestro país la apertura democrática. Ha sido un proceso largo, penoso y lento. No obstante, por donde quiera que se la vea, la democracia dominicana progresa de manera sostenida, aunque persisten todavía modelos de comportamiento que fomentan el retroceso político.
El caso de Amable Aristy Castro resulta patético. En cada proceso electoral el Sr. Aristy Castro se convierte en bisagra, a fin de negociar la alianza con el partido que presenta las mejores probabilidades de ganar.
Con apenas 33 años, Amable Aristy fue electo diputado por la provincia La Altagracia para el período corrido 1982-1990, originando una esperpéntica carrera política que dura hasta hoy. Al terminar su rol de diputado, corrió para la senaduría y la logró seis veces consecutivas, de 1990 hasta el 2020.
La Asamblea Electora de la Liga Municipal Dominicana lo escogió como Secretario General en 1999. Repitió en el cargo en el 2002, 2006 hasta el 2010. En estos años de jefatura en la LMD, Amable Aristy Castro renunció a su puesto de senador y puso a un hombre de su confianza para que le cuide la curul.
No conforme con los feudos conquistados, Aristy llevó de la mano a su hija Karen Magdalena Aristy de Logroño hasta hacerla alcaldesa del municipio Salvaleón de Higüey. Karina, como le llaman sus allegados, fue electa alcaldesa en el 2002 hasta el 2020.
Antes de las elecciones municipales celebradas en marzo pasado, Arísty Castro se anunció como agente libre. Días antes de que el plazo para las alianzas electorales terminara, Amable cerró filas con los morados en el poder. Pero como Karen perdió la alcaldía, hace unos días el Cacique rompió con los peledeístas y pactó con los perremeístas. No cabe duda de que siente una fuerte aversión a perder.
Visto este brevísimo pedigrí de la dinastía imperial de Aristy Castro cabe preguntar:
¿Tiene Amable Aristy el mismo arrastre político de antaño para que los partidos sigan babeando por él?
Si es tan hábil como lo ven los partidos, ¿por qué no consiguió que su hija se reeligiera por sexta vez en la alcaldía?
Esos tres grandes feudos de Amable Aristy Castro, la senaduría, la LMD y el Ayuntamiento de Salvaleón de Higüey, vienen derrumbándose como castillo de arena. Aunque aún mantiene el primer feudo, el segundo se lo arrancaron en el 2010, y el tercero se lo arrebató Rafael Barón Duluc (Cholitin) del PRM.
Amable Aristy luce un producto electoral cansado, en decadencia, que se va sumergiendo en el lodo de la historia, junto al perfil político que representa. Siendo así uno se sorprende de que le tiren soga para que salga del fangal en que se encuentra.
Dicen las malas lenguas que como senador tiene un record difícil de igualar: el congresista más vago de toda la historia republicana dominicana.
No fue leal al PLD que lo mantuvo en la papa siempre. Ahora el PRM lo recibe como héroe legendario. Truculento hasta el cansancio, los dos partidos principales se desviven por él. ¿Los jóvenes dirigentes tendrán que seguir esperando hasta que se vuelvan tan viejos como él?
Aristy Castro deja ver, sin rubor, el refajo de la política criolla: la incapacidad de los partidos para renovarse, de abrirle paso a sangre e ideas nuevas. De ahí se desprende el nivel de desconfianza de las nuevas generaciones.
El PLD es un vivo ejemplo del ímpetu que imprime la juventud a una organización política, que siendo vieja, sigue cosechando sus frutos. El PRD en su momento también sentó cátedra en el camino de brindar oportunidad a la juventud rebelde. Porque nada le da más fuerza a un partido político que la formación de líderes jóvenes y con energías limpias.
¿Qué espera el PRM aliándose al caciquismo político? ¿No sería mejor sentar un ejemplo de renovación?