El Partido Revolucionario Dominicano acude hoy al proceso interno de escoger su candidato presidencial para las elecciones del 2012. Llegar hasta este momento ha requerido de mucho esfuerzo, de grandes debates internos y de una logística que debe conducir al fortalecimiento de esa organización política.

Lo que sorprende es que el Partido de la Liberación Dominicana, la más poderosa organización política del país no haya dado señales de que esté interesada en hacer oficialmente su propia selección a tiempo. Digo oficialmente, porque hay precandidatos que se movilizan desde hace años procurando sumar votos a sus aspiraciones internas y sumando ciudadanos independientes al partido, como lo hacen Danilo Medina, José Tomás Pérez, Franklin Almeyda, Radhamés Segura y hasta los seguidores del doctor Leonel Fernández, presidente del PLD y presidente de la República.

Creo que el PLD corre el riesgo del fraccionamiento. Está corriendo contra corriente en este momento, y su desgaste podría ser mayor en la medida que el PRD se le enfrente con voluntad, decisión e inteligencia.

No entiendo bien cómo operan los órganos de dirección del PLD, pues la Secretaría General, el Comité Central y el Comité Política parecieran estar atados de pies y manos para proclamar abierta la campaña interna en el PLD. Las elecciones presidenciales serán en mayo del próximo año y el PLD da la impresión de estar dormido en sus laureles.

El Comité Central, tengo entendido, debe proponer los nombres de los precandidatos (escogidos con el voto de las dos terceras partes de sus miembros). El Comité Político es el que da el aval para la convocatoria del Congreso elector. Luego, se reúne el Congreso Elector, con los votos de los organismos de base, y producen la elección.

El Comité Central tiene varios años que no se reúne, pese a que mínimamente debe reunirse una vez al año, y cuantas veces sea convocado por el presidente del PLD, por el Comité Político o por el 25% de sus miembros.

El sistema de vida de un partido son sus órganos. Los peledeístas saben eso más que nadie, porque Juan Bosch se empeñó como ningún otro organizador político de enseñar eso a sus seguidores. No es extraño que el PLD tenga como lema “servir al partido para servir al pueblo”. El partido es su órgano principal de actividad.

Y tanto fue así que el PLD tiene establecido en sus estatutos, modificado extrañamente luego del gobierno 1996-2000, que los miembros del principal órgano de dirección, el Comité Político, no podían ser ministros en el gobierno del partido, con excepción del presidente de la República.

Es cierto que en sus estatutos el PLD no tiene fecha de la elección de su candidato presidencial. La experiencia indica que los ha escogido un año antes de la elección presidencial. Ahora el tiempo corre, el PRD avanza y da la impresión de que saldrá bien de su XXIX Convención. Las mediciones de simpatías partidarias parecieran estar balanceadas en este momento.

Lo peor es que en el PLD existe la incertidumbre sobre la voluntad del presidente de la República y de ese partido, además del líder de mayor proyección del país, de si mueve los resortes del poder para torcer la voluntad legal, que prohíbe constitucionalmente la reelección, y repostularse. No se sabe qué ocurriría en el PLD si eso paso. Se desconoce lo que hará Danilo Medina, el aspirante con más simpatías luego de Leonel Fernández.

Contrario a lo que algunos entienden, creo que el PLD corre el riesgo del fraccionamiento. Está corriendo contra corriente en este momento, y su desgaste podría ser mayor en la medida que el PRD se le enfrente con voluntad, decisión e inteligencia. Cuando termine la convención del PRD, lo que viene es hacerle frente al gobierno. No otra cosa. En la guerra política es que se gana elecciones presidenciales. Y el PRD para volver al poder tendrá que hacerle guerra al gobierno y al PLD.

Pienso que el tiempo, ahora, corre contra el PLD.