En días pasados una amiga me llamó y luego de conversar sobre diferentes tópicos me preguntó en son de broma si ya me iba para el “teteo”. Le contesté: ¡Claro! Su intención era comprobar si sabía lo que era el teteo. Pero ¿Cómo no voy a saber si es el término de moda hoy en día?

Lo definen como juntadera, bebedera, borrachera y bailadera. Aunque yo le añadiría “los sin conciencia, los que no creen nada de lo que ocurre actualmente, los que no quieren a nadie y los que salen a gozar para después llorar cuando pierden a los seres queridos por su imprudencia”.

Me ha tocado ver muchos teteos ya que soy amante de recorrer la ciudad con mi hijo mayor a ver qué se mueve. Y no en horas de toque de queda.

Muchos piensan que esta modalidad solo se da en los barrios pobres, marginados. ¡Pues mire que no! El pasado domingo mientras hacíamos tiempo para recoger unas pizzas, recorrimos muchos sectores de clase media y media alta. Ya los colmadones no son patrimonio exclusivo de la clase baja, también esos sectores tienen los suyos y vimos el gentío tomando cervezas, bailando y sin mascarillas. Todos apiñados y ¡Cuánta gozadera!

Otra de las cosas que nos llamó mucho la atención fue la gran cantidad de agua acumulada en las calles ya que las alcantarillas se encontraban tapadas y llovía a cántaros.

La experiencia fue impresionante para mi nieto de diez años quien nunca había visto lagos tan grandes de agua sucia por donde no podían transitar los vehículos, salvo correr el riesgo de quedarse “enchivados”.

Hay otra modalidad de teteo, la que bauticé como “congreso”. Ahí se reúnen los de una clase determinada.

Un día de esta misma semana a las ocho de la mañana me dirigía al súper mercado. En la esquina de mi casa me topé con un grupo de personajes pintorescos: Gorrita, quien es mi utility cuando no está borracho. Robert, motoconchista  si no está borracho o aún estando. Ñoño, quien a veces está limpio y sobrio. Martín Calembo, quien siempre pide cinco pesos para comprarse un cigarrillo. Mello, quien está buscando algún carro para lavarlo. Uribe, quien se ofrece a botar la basura por algunos chelitos y quien al otro día de cumplir años va anunciando su próximo cumple años para que no se olvide. De ese grupo solo faltó Junior. Todos se encontraban sentados en la acera o en el quicio de una puerta, debatiendo sabe Dios qué, con sus respectivas cervezas, sin mascarillas y sin guardar distancia.

Me hicieron paso entre ellos y me dedicaron hermosas palabras cargadas de cariño y respeto.

Muchos se preguntarán y ¿Quiénes son esos? Bien, desconocidos para casi todo el  mundo, pero muy familiares para los moradores de San Lázaro, San Miguel y San Antón ya que son nuestros personajes folclóricos y pintorescos.

Entre teteos y congresos que se siga propagando la Covid-19