En 1898 el doctor Narciso Alberti, prestigioso médico español que ejerció por muchos años en nuestro país, especialmente en La Vega, publicó un articulo sobre este tema.
De acuerdo al relato del doctor Alberti, la situación sanitaria en nuestro país siempre había sido muy deficiente desde la proclamación de la República en 1844. Decía que el Hospital Militar estaba siempre lleno de enfermos, y que la gran cantidad de luchas y enfrentamientos políticos había producido una enorme cantidad de heridos que en muchos casos perdían extremidades o la vida. De hecho relata el doctor Alberti que en esos años previos a la anexión a España, el parto era un suceso alarmante debido al alto número de tetanos puerperales, que la cirugía producía tanto miedo, que “los pudientes se marchaban al extranjero y los pobres preferían no operarse y morir sin operarse debido a que el tétanos es un fantasma que aterra al médico, la familia y al enfermo”.
Durante la anexión a España, las tropas militares sufrieron grandes pérdidas por esa enfermedad, sin que el cuerpo médico de sanidad pudiera enfrentarlas. La falta de médicos y la falta de formación universitaria relegó el cuidado de los enfermos a prácticos o curanderos. Luego de la salida de los españoles era tan precaria la atención médica en la ciudad de Santo Domingo, que el doctor Alberti, afirmaba que se salvaban más pacientes tratados en los campos, que los que requerían asistencia médica en la ciudad. Hacia el 1870 vino al país el doctor Manuel Durán y fundó una escuela de medicina, con pocos alumnos, pero que fue el inicio de una formación de mejores médicos. Más tarde durante la presidencia de Ignacio María González, los mejores alumnos de las escuelas y del Instituto Profesional, fueron enviados a París a cursar medicina en aquellas magnificas escuelas, lo que motivó toda una camada gloriosa de profesionales conocidos como “los médicos de Paris”.