En mis años de estudiante de primaria, un colega sufrió bullying y reaccionó clavándole un lápiz en la muñeca al agresor. Butacas, uniformes, piso del aula, cuadernos y libros recibieron descargas de sangre salidas de una vena agujereada.  Durante años muchos compañeros fueron objeto de abusivo y ese fue el resultado. No todos mis colegas estudiantes que sufrían lo mismo pudieron rebatir el bullying. 

En estos casos consistía en que el agresor molestaba a todo el que le venía en ganas. Lo hacía tirando bollos de papel, dando cocotazos, rayando libros y cuadernos, pegando chicles en los cabellos y uniformes, despeinando, pisando zapatos y mil diabluras. Y ¡ay! de quien osara enfrentarle pues tendría una golpiza excesiva aunque bastaba con las amenazas diarias.

Pero el día que yo reaccioné me convertí en héroe y al mismo tiempo en victima de otros acosadores que veían en mí el desafío a su imperio.

 Las represalias a mi rebeldía me hicieron victima también del rechazo de quienes sufrían bullying por temor precisamente a revanchas contra ellos. El bullying se multiplicó con humillaciones y las amenazas a mí alrededor pues los acosadores se unieron y yo tuve que dejar la escuela. 

Desde esa época siempre me interesé por conocer las causas que lo producen y reflexionar sobre el remedio para su control. Por tanto, ese miedo que se siente por causa del bullying que se extiende a todo el habitad de una persona, es debido a la desestructuración familiar, es la primera condición para que el agresor refleje una conducta de maltrato a personas y animales por igual, y cuando siente que no sufrirá castigo tiende a ampliar su radio de acción y generaliza el bullying.

El bullying en las escuelas dominicanas se ha convertido en un cáncer que está produciendo conductas introvertidas, inseguridad, baja autoestima, alejamiento del aula y/o bajo aprovechamiento además de desajuste en la calidad de la enseñanza.

Es una bomba de tiempo lo que hay en cada núcleo escolar. Y el hecho de que un adolescente se arme con cuchillo o arma de fuego es una muestra de hasta donde ha llegado el bullying y las respuestas que está teniendo.

En mi época yo usé un lápiz como arma de defensa. Hoy las victimas de bullying se arman ante la ausencia de respuestas puntuales de las autoridades.