Hay manos que engrandecen cuando tocan algo, hay otras que con su sola mirada destruyen lo que ya existe. Recordemos el refrán popular que dice que hay ojos que tumban cocos. Otros, que ayudados del poder del dinero, logran magnificar lo que hasta ese momento era pequeño., sin embargo, algunos hacen de este poder un valor determinante para aniquilar lo que por naturaleza brillo solo.
Hay que tener bastante claro a la hora de elegir la persona que te va a manejar y a la que te va a invertir. A cada rato hemos dicho que el manejador es como el orfebre. Que debe tener mucha delicadeza al pulir una pieza porque si la rompe en el último momento esta pierde totalmente su valor. En los últimos tiempos hemos asistido al surgimiento de grandes figuras. Unas, perviven y otras, casi están moribundas. En algunos casos el manejo unido al inversionista se ha encargado de llevar a cuidados intensivos lo que ayer existía.
Lo penoso de esto es que el talento al no corresponderle a ambos, comienza frenándolo en los medios de comunicación e imponiendo como contraparte a uno que por el momento le corresponde. “El talento nunca muere”, pero lo hieren. y a veces mortalmente. Como el gran cohete que todo el mundo ve su trayectoria hacia el cielo, pero…. Una vez que explota y suelta su resplandor más nunca vuelve a ser lo que era.
Las salidas a destiempo de combinaciones ganadoras frenan de golpe lo conseguido. Estos lo estamos viendo en los estos últimos días, está pasando con dos dominicanos de talla internacional (Prince Royce y Tobby Love). El tiempo dirá si su salida fue correcta. O si la llegada del otro podrá tener el éxito que tuvo…. el que se fue…