Numerosos informes han señalado que América Latina es la región más desigual del mundo, una de las múltiples expresiones de esta desigualdad se expresa en la profunda disparidad que se observa entre sus diferentes territorios, tal y como lo señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL 2010).

La Republica Dominicana no escapa a esta realidad; "se notan disparidades considerables entre las provincias, resultado de los procesos históricos de desarrollo, y de una enorme concentración del poder. (Attali 2010)", estos desequilibrios territoriales se expresan tanto a nivel regional, provincial, municipal y urbano.

Históricamente los territorios localizados al suroeste de nuestro país encarnan la realidad más preocupante de estas diferencias territoriales, las provincias que componen esta zona del país han sido olvidados por la mayor parte de la población. Con raras excepciones las instituciones públicas y privadas han brillado por su ausencia ante la cotidianidad de sus habitantes, cargados de necesidades y sueños sin alcanzar.

Localizados en la región Enriquillo y en la región El Valle, se encuentran enclavadas las comunidades pertenecientes al "sur profundo"; con una población de 647,743 habitantes (ONE 2010) correspondiendo a un 7% de la población de toda la nación y una extensión territorial de unos 12,098.17 Kms², lo cual representa una cuarta parte del territorio dominicano. Al realizar un ejercicio comparativo se observa que estos territorios contienen una población de apenas una quinta parte de los residentes en el Gran Santo Domingo, sin embargo la extensión territorial de dicha región es diez veces mayor que la suma de la superficie del Distrito Nacional, de la provincia de Santo Domingo y del municipio de los Bajos de Haina.

Sin embargo a pesar de la importante extensión territorial que representan estas comunidades para el país y la poca cantidad de habitantes que requieren oportunidades para suplir sus necesidades básicas de habitabilidad, en esta región se encuentran los territorios más pobres de toda la nación. Según los datos proporcionados por la Oficina de Desarrollo Humano del PNUD, el índice de pobreza en todas las provincias de estas regiones se encuentran por encima del 60.7%. Elías Piña (82.9%) y Bahoruco (76.6%) encabezan el listado de las provincias más pobres de todo el país, seguidos en un cuarto y quinto lugar por las provincias de San Juan (70.6%) e Independencia (70.1%).

Basta una simple conversación con cualquiera de los lugareños de estas comunidades para entender de primera mano las estadísticas antes mencionadas; sin oportunidades, ni esperanzas de tenerla, sus habitantes se encuentran aislados del resto de la nación, imbuidos en un listado de precariedades básicas las cuales influyen en una baja expectativa de vida.

A través de la planificación territorial del desarrollo de estas comunidades, se puede diseñar una prospectiva de la situación actual desde la dimensión espacial, con el objetivo de generar políticas, planes y estrategias que impulsen las potencialidades de cada demarcación para contribuir en la reducción de las precariedades que han acompañado por años esta zona del país.

El sur profundo clama por ayuda, un clamor desesperado que a veces ni se escucha, pero solo una pizca de su realidad es suficiente para conmovernos a la solidaridad de un pueblo olvidado y altamente necesitado.