La noche en que la Sultana Hürrem finalmente logró que Solimán, el Magnífico, mandara su escuadrón élite de sicarios a descuartizar a Ibrahim Pachá, después de un pulso que parecía eterno con intrigas van traiciones vienen, estuve en la mañana escuchando una mini-charla sobre el condón femenino en una clínica de PROFAMILIA. 

Mientras Hürrem consumaba su venganza y expandía su cultura de muerte, un carismático joven orador apuntalaba la de la vida, explicando la forma de usar un preservativo puede evitar contraer enfermedades mortales.  El contagio de SIDA, informa, ocurre en un 75% en relaciones heterosexuales. Protegerse y alertar sobre la promiscuidad es un mensaje de vida.    

En ese episodio de la novela, probable puntera en audiencia, como de costumbre no faltaron escenas en el harén del Sultán o uno de los príncipes.  Mahidevran daba instrucciones a las mujeres para ser esclavas adorables y complacer la lascivia de su hijo Mustafá, el primogénito para heredar el Califato e imponer el Islam al resto del mundo.  También ordenó silencio total para que el príncipe no se enterará de su orden para ocultar el aborto y muerte de la joven no tenía condiciones para ser embarazada con esperma real. ¿Notan parecido con la tragedia de la menor Emely Peguero? 

Las actrices de los extremos son las del sultán, y la del centro es Ruth Infante, fallecida doctora, especialista en infertilidad, de Profamilia.

Ya Mahidevran tenía una favorita apropiada para ser fornicada cuando su hijo así lo ordenara y procrear con presunción de bendición divina.  Proteger el linaje es vital. Su enemiga Hürrem anda con planes para casar a su hija, menor que todavía se asombra de la menstruación, con un adepto al que como yerno del Sultán promoverá como Gran Visir. Esto la pondría a un paso de consumar su objetivo de ver a Solimán convertido en filicida.

Esa aberrante visión sobre la mujer con que se bombardea todas las noches a la población dominicana, es totalmente diferente a la que tiene PROFAMILIA.  Para esta entidad, la mujer tiene un derecho natural a la propiedad de su cuerpo y es quien tiene que tomar las decisiones sobre lo que más conviene a su salud sexual y reproductiva.  PROFAMILIA ayuda a ese discernimiento con información veraz sobre las enfermedades de transmisión sexual y los medios que han probado ser más efectivos para evitarlas al tener relaciones. 

La entidad no promueve la promiscuidad.  De hecho, advierte en sus publicaciones, charlas y consultas que tener múltiples compañeros sexuales es un factor de riesgo de también múltiples consecuencias adversas. La pena es que su mensaje no llega en horas de mayor audiencia televisiva.  Las emisoras reservan estos espacios para exponer a la juventud al culto a la promiscuidad con El Sultán, la narconovela de turno o repeticiones ad nauseam del video clip “Felices los Cuatro”. ¿Oyen tararear a sus hijos este mensaje de Maluma?

En cuanto a la planificación familiar, PROFAMILIA ofrece informaciones sobre lo que considera es el mejor método para evitar los embarazos en parejas desean hijos puedan razonablemente mantener. Especialmente se enfoca en las familias de menores ingresos relativos, menos informadas sobre los métodos anticonceptivos y culturalmente más apegadas a las recomendaciones religiosas.  Ofrece información para que las parejas comparen y descubran qué les funciona mejor.

En sus centros de salud y en los medios defienden lo que creen es mejor, de la misma manera que en iglesias y canales religiosos se hace lo propio. Hay que defender a toda costa que la decisión final siga siendo tomada de manera consciente y voluntaria por adultos en la privacidad de sus alcobas.  Evidencia abrumadora existe que las preferencias actuales están con los métodos anticonceptivos, al mismo tiempo que las iglesias se llenan de feligreses y hay listas de espera para retiros de movimientos laicos.

Ante la preferencia revelada por los métodos promueve PROFAMILIA, hay que seguir en el debate civilizado de ideas.  No rotundo a los intentos de sofocar opiniones ajenas por métodos violentos o coactivos, buscando amparo en el poder político o intimidando con procesos judiciales consumen energía, tiempo y recursos. Inaudito el nivel de pugnacidad generado por un dilema entre el coitus interruptus y un condón, mientras se guarda silencio absoluto sobre la promoción local de una religión que desvaloriza la mujer, discrimina al que no sigue sus dogmas, elimina con sangre el libre albedrío y busca establecer estados teocráticos y autoritarios dictatoriales.

Dos ejemplos del peligro de esa promoción.

Primero. De estas tres fotos, la mayoría de la población joven y adulta del país reconocen con facilidad, y horrorosa simpatía, a Hürrem y Mahidevran, dos arpías que simbolizan maltrato, discriminación, racismo y explotación sexual de la mujer.  Dos monstruos que provocan abortos sobre vientres indignos para traer al mundo sus nietos, son más reconocidos que una doctora dominicana dedicó su vida ayudar a cientos de parejas a superar problemas de infertilidad.  Trabajando para PROFAMILIA, Ruth Infante estuvo más cerca que la mayoría de los mortales del Angel de la Anunciación.  Combinó o añadió a oraciones sus conocimientos técnicos y arduo trabajo para ayudar a cientos de Isabel y Zacarías a lograr el milagro de la concepción.  Merece que reconozcamos su rostro y su ejemplo de vida, que terminó de manera trágica en un reciente accidente de tránsito.

Segundo. Es increíble que sea PROFAMILIA quien tenga un proceso legal pendiente de fallo por difundir sus ideas en una Alta Corte, en momentos en que algunas escuelas públicas y colegios privados, entre los que los hay de orientación católica, están preparando veladas navideñas o de fin de curso con los siniestros personajes de la novela El Sultán. ¿Harán concurso nacional y premiarán ganadores en un especial de Cavada? Ya veremos. ¡Alá mediante!