Con todo respeto al Licenciado Daurín Muñoz (espero que la Policía Nacional lo reponga en su puesto), la cebolla (alium cepa) es uno de los nutrientes curativos más completos de la naturaleza, además de ser un sabroso condimento.

De hecho, durante la Edad Media en algunos países europeos se usaban las cebollas para pagar los sueldos. Lo mismo sucedía en la antigua Roma, donde, en lugar de cebollas, se usaba la sal marina para pagar los sueldos de los legionarios.

De ahí la raíz del vocablo, “salarium” (salario).

Además de salario, la cebolla también se usaba como regalo de bodas, no solamente por su valor como condimento, sino como una farmacopea terapéutica, porque se usaba regularmente para defenderse de las enfermedades. En esa época, por supuesto, aun no se conocían las bacterias ni los virus.

Todavía en algunos lugares rurales de Europa nos encontramos con ramilletes de cebolla a la entrada de las casas. ¿Es para ahuyentar a los malos espíritus, como también se hace con el ajo? A lo mejor esa es otra de sus cualidades, sin embargo, durante la fiebre bubónica y la peste negra, estos bulbos de la cebolla y el ajo salvaron muchas vidas, colgando de los aposentos de los afectados.

De hecho, el dengue que hoy día nos afecta, está emparentado con la llamada “peste amarilla”, la cuarta cepa (DEN-4) conocida también como el dengue hemorrágico, porque afecta al hígado, causando el color amarillo propio de la ictericia, debido al nivel elevado (+100 Mg) de la bilirrubina en nuestro organismo.

El dengue y la chikunguña son variaciones del mismo virus.

En un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid, se encontró que los compuestos azufrados de la cebolla contribuyen a la prevención del cáncer. Y esto no es una papita, aunque la papa también tiene características terapéuticas.

Además de contener un alto porcentaje de vitamina C, B y E, la cebolla es uno de los antioxidantes más potentes que existen.

El Complejo B consiste en B1: tiamina; B2: riboflavina (ayuda a la producción de los glóbulos rojos); B-3: niacina (la circulación y la digestión); B5: ácido pantoténico (ayuda a la asimilación de las proteínas); B6; B7: biotina; B12 (sistema nervioso central); y ácido fólico (ayuda a reproducir células nuevas). El complejo B, tomado en su conjunto, protege el funcionamiento de los riñones y se diagnostica cuando la creatinina en la sangre está alta de forma consistente (1.5+mg).

En Rusia se usa la cebolla como un antinflamatorio (todas las enfermedades provienen de inflamaciones de algún órgano, por eso todas terminan en “itis”, término griego que significa “inflamación”). Usan también la cebolla para las várices, como las hemorroides (inflamación de las venas del conducto rectal) y para desinfectar las heridas, si no se tiene otro desinfectante a mano, como el alcohol o el vodka. Durante la Segunda Guerra Mundial, se usó la cebolla como analgésico tópico y para descongestionar y ayudar a cicatrizar las heridas de los soldados.

En el caso del dengue clásico (Den-1), endémico a nuestra región y llamado “el dengue burlón” por el Dr. Segundo Imbert, el jugo de cebolla puede ayudar como medida preventiva o paliativa, junto al paracetamol (acetaminofén), aunque no existe en realidad una cura definitiva contra el virus.

El vector es el mosquito “aedes egypti”, y a veces también el mosquito “aedes albopictus” (mosquito “tigre”), vector del virus de la chikunguña, que es también una especie de dengue. La mejor defensa es un sistema inmunológico fuerte (un PH mínimo de 7.5+ que mantenga al organismo alcalinizado). De ahí que las víctimas propiciatorias sean los infantes desnutridos, con un sistema inmunológico deprimido y aún no desarrollado, los cuales entran fácilmente en shock agudo (el Den- 4 o el llamado dengue hemorrágico, debido a la deshidratación generalizada).

Acento- “Pandemias” (09-06-2014.

Hay que fumigar masiva y previamente las aéreas de aguas estancadas y resolver la malnutrición masiva de nuestros infantes. Esa es la mejor estrategia para erradicar los virus del dengue, pero hay que hacerlo antes de que se manifiesten.

(“El dengue retrata al país”, Felipe Ciprián, Acento- 06 de noviembre 2015).

La cebolla tiene, además,  cualidades diuréticas y cardio-protectoras (como el ajo), como también cualidades anti-alérgicas, debido a la enzima “alinasa” y los sulfuros que contiene. Puede usarse, además, como broncodilatador contra el asma.

Es decir, que la cebolla es unas de las fuentes terapéuticas más completas.

En ese sentido un “sueldo cebolla” consistiría en muchos miles de pesos.

Ojalá fuera ese el verdadero “sueldo cebolla” de nuestros policías. Así no tendrían que morir en tantos intercambios de disparos con delincuentes reales o imaginarios.

Por favor, subámosle el sueldo cebolla a los policías. Lo necesitan y se lo merecen.