Con su ñe ñe ñe y su carita de yo no fui, el hombre está en lo suyo. Lo escribí en este mismo espacio en el año 2016, creo que en septiembre. No ha importado que su asesor estrella el inefable Joao haya caído preso con todo y esposa, no ha importado la sobrevaluación del Darío Contreras, y la construcción de quinientas mil escuelas que no tienen alumnos ni maestros, hospitales sin jeringuillas ni pacientes,  no ha importado el suicidio de un pobre ingeniero que solo hizo destapar la puntica del nació ciego que hay todavía en esa oficina del Estado, no ha importado la “percepción” de corrupción que existe de este gobierno y sus funcionarios, el hombre va.

Sobre la base de visitas sorpresas en las cuales los sorprendidos están esperando al cumpleañero con vejigas, velitas, guirnaldas, piñatas  y golosinas, donde se reparte lo que no es suyo, sobre la base de  préstamos inacabables autorizados por “su” congreso, doscientos mil anuncios al día, que nos cuestan cientos de millones de pesos mensuales, bono gas, bono luz, bono “juca” y bono habichuela con dulces, nos tienen adormecidos y babeando.

De la misma manera fundado en picazos y promesas, que la línea del metro de los Alcarrizos, el teleférico del mismo sitio,  que la continuación de la circunvalación, que el Palacio de Justicia de la Provincia de Santo Domingo, que Punta Catalina, que los chinos, y próximamente los marcianos, en definitiva, nos han ajustado un enema monumental para mantenernos en la expectativa de una promesa sin fin y un crecimiento que solo existe en los bolsillos de quienes día a día deberán inventarse algo para poder sortear el espasmo que representa manejar esa cantidad de poder y recursos diariamente.

Nos estamos convirtiendo en borregos a base de golpes de la realidad y sorpresas sobre lo impensable. El Mesías redivivo dirá en Marzo si nos merecemos continuar en la senda del crecimiento, cuando el bien sabe y todos los que tenemos un mínimo de pensamiento crítico sabemos, que esta decisión fue tomada desde hace mucho, a pesar del tiburón podrido y demás yerbas aromáticas.

Suavecito como quien ve llover en el sopor del letargo más somnoliento, nos están sacando el dinero de los bolsillos para eso, para mantenerse en el poder, quien sabe hasta cuándo, y sobre todo hacernos creer que nos hacen un  favor. Sacando de los bolsillos de quienes a diario tenemos que rompernos la cabeza, sino la parte donde la espalda pierde su nombre,  para pagar luz, agua, colegio de los muchachos, servicio, gasoil, seguro de salud, baterías del inversor, mecánicos, prestamos, tarjetas de crédito, y comida, que todos los días sube, suavecito.

Ya con el dólar al cincuenta y contando, la deuda que se han dado a llamar centralizada, descentralizada, publica, consolidada y “jodida”, llegando al cincuenta por ciento del Producto Interno Bruto y pagando un dineral de intereses que salen de nuestras costillas, seguimos con el “biberón” de que crecemos una barbaridad y que somos la envidia del mundo en este ficticio sentido.

El suavecito va, Dios lo querrá, el pueblo, las damas, los caballeros, las chapeadoras, las esposas,  las queridas, las no tan queridas,  las fuerzas vivas y muertas de la nación, la sociedad civil y la sociedad penal, y en definitiva todo el pueblo, luego de la milésima novena visita “sorpresa” dirá a una sola voz, y con el aliento detenido entre el salto portentoso de charquito a charquito, que solo él, y nadie más que él puede encaminarnos por sendas de progreso, desarrollo y elevado espíritu de comprensión cristiana.

Y mientras tanto, Luis, Hipólito, Leonel y los demás comiendo bolas, digo “suavecitamente”. Por suerte  existe el Whisky y Acento, para creernos como el perro que, porque nos sueltan un poquito, somos libres.