Si usted no reconoce el nombre del director de cine de nacimiento Indio, M. Night Shyamalan, tal vez si ha escuchado de su película más famosa “The Sixth Sense” o El Sexto Sentido. Largometraje del año 1999 protagonizado por Bruce Willis y Haley Joel Osment, que consiguió reconocimiento internacional y éxito comercial. Una verdadera obra de arte que puso a su director en el mapa, no por su increíble ejecución (la cual hay que nombrar fue excelente), pero por su magnífica elaboración de guión.
Shyamalan basa todo su trabajo en la desorientación del público. Como un ilusionista nos pone a mirar a la derecha cuando toda la verdad está a la izquierda. Tal vez de las pocas películas que a la mitad de la historia te revelan la verdad y uno como sea no la percibe. El director mostró las cinco cartas que tenía en mano y nos dijo “mírenlas que como sea no lo van a ver”.
ATENCIÓN LECTOR: De aquí en adelante estaré revelando detalles de la trama; si usted no ha visto la película y desea verla: #1. Se la recomiendo, #2. No siga leyendo.
En esta historia el Dr. Malcom Crowe (galardonado como el mejor psiquiatra del año en Filadelfia) es baleado en su propia casa por un ex paciente que no pudo ayudar. Aquí comienza la desorientación de la película; vemos al doctor caer en su cama pero no vemos en qué termina este episodio. Pasamos a un año después donde él está persiguiendo a un chico joven con problemas psicológicos para poder ayudarlo. El chico asustado de este señor corre y toma refugio en una iglesia donde él considera que es donde “nada malo puede seguirlo”. El doctor le explica que esta ahí para ayudarlo.
La segunda gran desorientación es que encontramos al doctor sentado con la madre del chico y aunque tienen una postura de estar conversando nunca vemos que se crucen una sola palabra. El doctor tiene problemas matrimoniales con su esposa desde el día del incidente y como él es que le falta a ella por estar tan envuelto en su trabajo no se da cuenta que quien no habla es ella.
Finalmente el chico le revela su problema; y hago cita “Yo veo gente muerta y ellos no saben que están muertos”. Con esta frase debimos caer todos que este hombre está muerto pero como él, solo vimos lo que queríamos ver. Shyamalan se agarró del positivismo humano. Esa pequeña voz dentro de todos que pide a todo grito que las cosas malas no nos pasen a nosotros ni a nadie cercano. Al verlo vivo nos aliviamos y nunca nos preguntamos ¿Por qué en toda la historia el nunca se cambio de ropa o habló con nadie más que con el niño?
Este gran director es reconocido por dar un fuerte impacto en el giro final de sus historias al igual por ser muy detallado en los mensajes subliminales de la dirección artística. Aunque él haya caído de sus días de gloria desde El Sexto Sentido, yo soy un fiel creyente que pronto nos dará otro gran susto en sus próximas historias.