El Sr. Malkún (papagayo-bocina del PRD de Hipólito), ha respondido a un artículo mío (“La pensión de Malkún, otra afrenta pública”) sobre su pensión -como ex gobernador del Banco Central- con insultos, epítetos y amenazas que me dan “tres pito y la flauta de Bartolo”. No obstante, y para consumo de mis lectores, paso a darle algunos datos personales, políticos y profesionales sobre mi persona.

Soy hijo de Emilio Cruz (que trabajó casi 40 años en la CDE, y fue pensionado con mil doscientos pesos, y con los últimos aumentos, creo ronda los RD$ 6,500). Fui profesor del Liceo Juan Pablo Duarte y de la Universidad Autónoma de  Santo Domingo (UASD), de la Cátedra de Historia de América e Historia Universal, respectivamente. Actualmente, soy el Presidente del PLD (Seccional Washington-Maryland-Virginia) y vivo de mí salario que justifico todos los días, en Washington, DC. No tengo ni casa, ni vaca, ni chivo, ni puerco, ni finca, ni propiedad alguna, ni aquí en los Estados Unidos, ni en Santo Domingo (mi única propiedad es: un vehículo Toyota Corolla del 2000).

Desde los años 80, vengo escribiendo (a título de colaborador, y sin paga alguna) en diferentes medios impresos y digitales. Ejercicio este (el de escribir) que, incluso, no ha sido del agrado de muchos, precisamente porque no soy domesticable. Escribo desde mi recurrencia particular; y debo aclarar que mi partido (el PLD), en término orgánico, jamás me ha bajado ninguna línea, quizá consciente de que no defendería nada que mi íntima convicción rechace. De modo que no escribo por encargo.

Otro dato: jamás he ocultado que soy miembro de partido político, ni he dicho que soy independiente (¡Dios me libre!); he dicho -y lo reitero-, que tengo independencia de criterio. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo, que puedo diferir de mi partido y de su jerarquía. Y lo he hecho con respeto.

Ahora, vayamos al grano. Efectivamente la suma de los RD$ 450,000 pesos viene de una crónica del periódico Diario Libre (de fecha mayo 27 de 2004) sobre la jubilación del Sr. Malkún (entonces, déjese -Sr. Malkún- de estar dando vueltas y vueltas (incluido insultos) y diga si es verdad que esa cifra (los RD$ 450,000 pesos, como registra la referida crónica) representaba su intención u aspiración salarial de jubilación -en el 2004, y en su condición de gobernador del BC en funciones-, independientemente de que por las razones que fuere y que usted alega en su artículo, terminó siendo otro el monto de la misma, ¿sí o no? Ande, dígale al país, cuál es el monto real de su pensión. No se haga de rogar.

Pero vayamos a la referida crónica del periódico el Diario Libre (cito): “El sueldo de Malkún, el más alto en la administración pública, y muy por encima del presidencial, monta RD$ 367,270. A esto se suman RD$ 53, 333 por gasto de vehículos y RD$ 73,454 para “atenciones”.

Y Sigue… “Como Malkún llevaba solo un año en la posición y no había hecho aportes suficientes al plan de pensiones, su jubilación será un gasto extra para un BC con el mayor déficit en su historia. Se tomó en cuenta que había trabajado en la Secretaria de Agricultura y en el Indhri en el pasado. Además de que por casi tres años fue Secretario de Finanzas y Asesor de Hipólito Mejía”.

En conclusión (según la misma fuente): “Aplicada exclusivamente a su salario, la jubilación reportará a Malkún RD$ 330,543 mensuales, libres de impuestos, por el resto de su vida, indexados a la tasa de inflación. Esta suma equivale a 94 veces el salario mínimo. Si se incluyen los extras, entonces recibiría RD$ 450.000”.

Además, esta colita de ñapa -y según la misma fuente-: “Aunque recibe RD$ 53,333 para gasto de vehículo, el gobernador del Banco Central tiene a su servicio 10 vehículos propiedad de esa institución. Se desplaza en un Toyota Lexus del año 2002, y para uso de la “casa del señor gobernador” tiene una yipeta Lexus del mismo año, un Toyota Corola y una camioneta Toyota Hilux, todos del 2002. Hay otra yipeta mas, Misubishi Montero, un todoterreno (jeep) Toyota RAVA,….”.

Más de ahí, agrego yo, ni un gandío, en su tiempo (2003-2004).

Finalmente, no voy a contestar sus insultos, epítetos y amenazas; aunque sí creo que su exabrupto se debió a este párrafo-sugerencia de mi artículo: “Ahora, vale la pena que las pensiones como la de Malkún, Ivanhoe y de otros (PLD, PRD, PRSC, técnicos, amigos y relacionados), sean sometidas a serias evaluaciones de pertinencias (actual o retroactiva) y legalidad para proceder a su ratificación o, corrección salarial”. No obstante, lo que sí debería exigirse el Sr. Malkún, es elevar un poquito el nivel de su lenguaje que, a menos que no haya sido una mentira, fue -¡por un año!- la máxima autoridad del país en materia de economía. Además de consultor internacional y que ochocuántos más.