Concentración de Poder y Justicia
“Un Estado verdaderamente estable es aquel donde todos sus ciudadanos son iguales ante la Ley” –Aristóteles–
La historia de la Republica Dominicana ha tomado un camino sinuoso y extremadamente preocupante, especialmente para las personas sensatas y que desean un porvenir promisorio para su país. Lo que se observa es un caos; un desorden mayúsculo en todas las instancias y en todas las esferas. Al que no ha participado en este desastre, le resulta notorio que nuestra sociedad está siendo resquebrajada en sus cimientos, lo que es inaceptable para una gran mayoría del pueblo bueno y sano, que también ve con vergüenza en lo que han convertido las instituciones del país los que han detentado el poder en los últimos 20 años. Esos gobiernos en su ceguera total no han alcanzado a ver que “lo que no es bueno para la mayoría, muy posiblemente no será bueno para ellos”. Esto me decía mi padre.
La concentración de Poder en manos de unos cuantos que no han tenido una visión clara y definida de futuro para su país y su progreso como tal, nos lleva irremediablemente al borde de un abismo tan profundo, que nos tomara décadas para salir y reencauzar su sendero y así surgir nuevamente como un país civilizado. Es muy común la frase “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Parecería que es el caso del país, pero perdónenme ustedes, es que es mucho más que eso; es que daña, pudre y envilece todo lo que se encuentra en su camino: hombres, mujeres, partidos políticos, medios de comunicación e instituciones. Una de esas instituciones es la justicia.
La justicia, que es la que le da estructura a una sociedad y de la cual depende su futuro y su desarrollo, debería estar “blindada” a los manejos caprichosos de estos gobernantes. Nuestra justicia debería ser como en muchas otras partes del mundo, una justicia de venda, de balanza y de espada, es decir, que sea igual para todos, al grado justo y en caso de violaciones evidenciadas que le sea aplicada la sanción rigurosamente. La nuestra, la han convertido en una justicia más bien de hilos, de esos hilos que manejan las marionetas al antojo de su dueño. Lo cierto es, que para este grupo en el Poder, no importa el impacto que eso pueda representar para nuestra sociedad en el futuro y para las generaciones que habrán de venir. Lo importante para ellos es que sea acomodaticia y que no exista la sanción oportuna y ejemplar. Esto es impunidad y es lo que más daño hace a nuestra estructura social. Con una verdadera administración de justicia el país se habría encaminado por otro sendero, sin lugar a dudas.
Parece que la nación depende de los designios del partido en el poder o más bien del pequeño grupo que lo domina. Cuando ellos se reúnen actúan muchas veces como si fuera un Consejo de Gobierno. Esto es sencillamente insólito e inaceptable.
Resulta también inconcebible que, por un delito menor se le aplique una pena inmensa a un ciudadano y a otros que, se roban el esfuerzo y el trabajo de toda una población, ni siquiera se le somete a la justicia y si se hiciere, su absolución esta previamente determinada. O no es el caso de muchos funcionarios de los últimos gobiernos y de congresistas de ambas cámaras, que hacen alarde y exhiben una riqueza que no se compadece con los ingresos que han debido percibir. O tenemos que rebuscar minuciosamente en sus manejos, a todas luces corruptos, alguna indelicadeza que lo puedan traducir a la justicia. Perdonen mi entendimiento tan simple; pero es que es muy sencilla la ecuación: si no tenían nada o diríamos que muy poco –al momento de ocupar una posición oficial- como es posible que al cabo de unos cuantos años puedan exhibir una riqueza que solo se logra con el trabajo y con mucho esfuerzo, muchas veces por varias generaciones.
Las implicaciones de estas riquezas salpican grandemente a los presidentes de los gobiernos más recientes. Pero luce que a ellos no les molesta, quizás porque se siente intocables, precisamente porque la justicia es dominada por ellos mismos. Pero…hay algo que parece que no saben y es que la sentencia de Rousseau los habrá de perseguir…si, esa que dice “lo que es malo en moral, también es malo en política”.
Los Presidentes de esos gobiernos en innumerables ocasiones han pronunciado discursos en contra de la corrupción imperante, pero parecería que al momento de pronunciar sus palabras, sus acciones se desligan abiertamente de las mismas, por eso muchos creemos cada vez menos en ellos. Entendería que tampoco saben que un liderazgo real se forja de acciones y no de palabras. La Historia Universal y la de los grandes hombres está llena de esto; de acciones.
¿Cómo este grupo de políticos han podido olvidar que su fuerza la da el poder del pueblo al cual han traicionado sin rubor alguno? Es sorprendente, que gente que proviene de su extracción social no hayan sido capaces de provocar los cambios que ellos supuestamente anhelaban para nuestro pueblo. Por el contrario, han profundizado las diferencias sociales, en base a crear una plataforma económica-excluyente y por ende de poder de ese grupo, para permanecer en el mismo. Está demostrado que si ha de ser necesario están dispuesto a usar sin reparos el presupuesto nacional en unas elecciones que los mantengan donde están.
Todo este desorden lo ha provocado la apatía de los últimos dos Presidentes. El Presidente actual parece estar obnubilado con su supuesta “popularidad” sin darse cuenta que no viene de la Providencia Divina, y mucho menos de supuestos hechos que no se pueden ver ni comprobar, sino más bien del manejo irresponsable y abusivo que le dan sus funcionarios a los recursos del país, que deberían tener un fin de progreso para todos los dominicanos. Por otro lado, tenemos también un Presidente anterior, que tiene sus propias fantasías y anhelos; y que se cree sus sueños cesaristas de permanencia eterna en el poder y que constantemente, también se coloca así mismo una corona de laureles cuyas hojas solo representan: la codicia, los privilegios y la corrupción… y entre cuyos espacios vacíos solo encontramos aire, pero aire de grandeza que no representan absolutamente nada para este pueblo pobre y merecedor de una mejor suerte.
El sistema de gobierno que han instaurado aquí, más que un sistema democrático, parecería ser una Cleptocracia. Si, una Cleptocracia, esa modalidad de gobierno que surge y se mantiene en base al robo de los recursos públicos, que más bien deberían ir a atender las necesidades del país. En este tipo de gobierno, se entroniza la corrupción en todas sus manifestaciones delictivas como son: el clientelismo que juega con la miseria de la gente, las canonjías que ata de pies y manos a la oposición, el nepotismo que solo beneficia a los funcionarios de turno y sus familiares y allegados, las malversaciones y demás delitos; las cuales no son sancionadas debidamente. Claro, no pueden ser sancionadas pues no hay quien las persiga, porque el alcance de la corrupción abarca la justicia en pleno como a todos los demás poderes. Y esto resulta así porque un pequeño grupo de personas representan la autoridad máxima sin ningún tipo de limitación en el ejercicio del poder. Y es precisamente por esto que ellos han perdido el Norte- la orientación, la prudencia, y sobre todo el respeto por sus conciudadanos. –“Un buen ciudadano no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes”- Cicerón.
La justicia, que es la base en la que se fundamenta toda sociedad para que se pueda vivir en paz, armonía y respeto para con todos los demás y cuya administración pueda ser con equidad y al grado justo, la han convertido también en un brazo de impunidad para que los que se benefician del poder se puedan refugiar en esa cueva obscura de donde no puede surgir esperanza alguna. ¡Oh, justicia dominicana, que pena me da tu encarcelamiento temporal, para que no puedas cumplir cabalmente tu labor de grandeza! ¡Debes evitar que la Ley la conviertan en una mera convención! –“La sociedad no puede asentarse bien sobre la resignación y la generosidad, sino sobre la justicia”- Concepción Arenal.
Muchos aspiramos que algún día todo esto pueda ser diferente y que los que se han robado el dinero del país sean sometidos a la justicia verdadera y que la sanción le sea aplicada severamente. Pero siempre hemos oído que “no es más obscura la noche que cuando va a amanecer”. Podemos tener la confianza de que todo va a cambiar un día, aunque se tome unos años. Lo cierto es, que todo termina. Acaso no terminó el Imperio Romano, la Rusia de los Zares, la monarquía de Francia con la Revolución Francesa y más cerca aun…la Era de Trujillo, que fue el régimen más poderoso y autoritario que ha vivido la Republica en toda su historia. Y terminó. “El poder y el despotismo duran poco”. Seneca.
Cuando los pueblos se sienten amenazados, ya sea por luchas o controles internos, con todo lo que esto conlleva, o por amenazas foráneas, la historia siempre suele hacer un llamado, siempre. Pero es un llamado a sus mejores hombres y mujeres que son los que tienen las mejores condiciones para cumplir con sus exigencias, que no son más que de acción, entrega y sacrificio.
Ciertamente, la República es un caos. Necesita hoy, sus mejores hombres y mujeres.
¡Es cuanto!