La semana pasado, considerando que nuestra industria turística representa de manera directa, indirecta e inducida más del 20% del PIB, pregunté ¿cuánto estamos dispuestos a invertir para apuntalar nuestro sector turismo?

Recibí del Banco Interamericano de Desarrollo un documento titulado “Turismo en el Caribe: el sector privado no puede hacerlo todo”.  Cuya propuesta es que igual que nosotros las economías caribeñas dependen del turismo, y el sector requiere un “estímulo público significativo”, que ayude a “preservar la solvencia empresarial”. A continuación resumo el texto:

Desde el comienzo de la pandemia mundial, los viajes internacionales se han interrumpido, provocando extensos cierres comerciales, desempleo y un efecto colosal en toda la cadena de valor del turismo. Las empresas atraviesan agudas dificultades financieras.

Estamos ante una situación sin precedentes. Después de una disminución del 4,0% en las llegadas internacionales en 2009 por la crisis financiera global, el turismo se recuperó rápidamente en 2010 creciendo un 6,6%, muestra de su resiliencia. El impacto del COVID-19 es más profundo. Las llegadas de turismo internacional han disminuido en un 22% hasta marzo (un 45% en RD), y se proyecta que la caída podría llegar al 78%.

La contribución económica del turismo al PIB caribeño representa el 15,5%. A pesar del récord de 31,5 millones de visitantes en el 2019, la región sigue afectada por una cadena de suministro fragmentada y parcialmente informal con medios limitados para resistir un cierre prolongado. La acción rápida del gobierno puede proteger y aliviar el impacto financiero y humanitario. “La recuperación de esta crisis requiere el apoyo específico del sector por parte de los gobiernos, ya que el sector privado no puede hacerlo solo”.

Varios gobiernos han iniciado programas para mitigar el impacto en las personas más vulnerables. Son acciones en la dirección correcta, pero de corto plazo y programas de amplio alcance no específicamente par el turismo. “Los requisitos a mediano y largo plazo para la reconstrucción de una industria maltratada y compleja siguen sin abordarse, lo que obligará a los gobiernos a explorar formas adicionales de apoyar al sector privado. Dado que la mayoría de los establecimientos turísticos están operando con ingresos significativamente reducidos y, en algunos casos, sin ingresos, resulta crítico preservar la liquidez”.

En primer lugar, el sector público puede mejorar la liquidez corporativa ayudando a las empresas del sector a reducir costos y gastos operativos. Puede hacerlo “en forma de desgravación fiscal temporal, desplegando programas de estímulo salarial particularmente a empleados de la industria e incentivando al sistema bancario a otorgar flexibilidad a los préstamos existentes y ofrecer nuevas líneas de crédito”. Proporcionar “capital de trabajo a todo el sector, cuando las empresas se preparan a reabrir es “fundamental, ya que los operadores han gastado muchas reservas de efectivo durante el prolongado cierre”.

La clave para la recuperación será proporcionar las bases mantener la solvencia de las empresas, para que los empleados despedidos sean recontratados a medida que la demanda regrese. “Sin el apoyo específico del sector público”, la desafortunada realidad es que algunas empresas no sobrevivirán

En segundo lugar, son claves los protocolos de bioseguridad para restablecer la demanda doméstica e internacional. Esta es una crisis de confianza que disminuirá progresivamente a medida que el contagio disminuya. Hasta entonces, los gobiernos deben demostrar liderazgo estableciendo rápidamente protocolos estandarizados. Navegamos en un entorno incierto y aumenta la urgencia de apoyo gubernamental al sector turístico en el Caribe. La magnitud de esta crisis es demasiado grande para que las empresas puedan superarla por sí solas.