La República Dominicana proclama su independencia o separación de la República de Haití el 27 de febrero de 1844, y en 1846, dos años después, visitó esta media isla David Dixon Porter, un oficial de la marina estadounidense quien, a pesar de su juventud, era conocedor de la política expansionista de la nueva potencia del norte.
Porter inició sus viajes por El Caribe desde los 10 años de edad, cuando acompañó a su padre en un recorrido por Las Antillas, llegando a ser apresado en La Habana en su juventud, estableciéndose luego en México, donde vivió y realizó sus estudios primarios y, posteriormente, se integró a la armada mexicana, lo que lo hizo conocedor de la vida de estas tierras, de su lengua y cultura, según Juan T. Tavárez K quien hace el prólogo a un diario de David Dixon Porte sobre su visita a Santo Domingo[i].
El marino llegó a la naciente República Dominicana el 4 de mayo de 1846 enviado por el Departamento de Estado, y se marchó del país cinco semanas después; dejó su diario de campo, cuyo manuscrito fue localizado por el especialista en temas de política exterior de EE.UU., Charles Tansill, en la biblioteca William R. Perkins de la Universidad de Duke, Durhan, Carolina del Norte en los años 30 del siglo XX; y editado con el nombre “Diario de una Misión Secreta a Santo Domingo (1846)”, por la Sociedad de Bibliófilos Dominicanos, Inc.
Este oficial, conocedor de lo que interesaba a Estados Unidos saber de la República Dominicana, describe a estas tierras con una claridad meridional de mucha utilidad para cualquier estudioso de la realidad criolla de aquella época y del presente; a pesar de los prejuicios raciales, el etnocentrismo e ideología conservadora de sus valoraciones, hace una fotografía con palabras de la situación socioeconómica, cultural y del potencial de nuestros recursos naturales renovables y no renovables de que disponíamos en ese entonces en Santo Domingo, Baní, Azua, Ocoa, San Juan, a esta última no la visitó, pero se informó muy bien sobre sus riquezas naturales; Cotuí, San Francisco de Macorís, La Vega, Moca, Santiago y Puerto Plata, por donde salió el 13 de junio de 1846 rumbo a su patria.
El “aventurero” llegó a Cotuí el 1 de junio, muerto de agotamiento y después de haber dejado abandonada su montura ante de llegar a este pueblo por el deterioro físico, y de haber transitado durante varios días por tierras sureñas. Saliendo desde Santo Domingo había llegado a Azua, que era una de las provincias ubicadas más al occidente de la nación dominicana y de las poblaciones más importantes de la recién creada República. Tenía que recorrer el norte porque sus objetivos eran conocer la situación política del país y sus recursos naturales, se dirigía a los pueblos de Cotuí, Samaná, San Francisco de Macorís, La Vega, Moca, Santiago, y Puerto Plata para conocer el nivel de aceptación de la independencia que tenía la gente, pues EE. UU., al igual que todas las potencias de la época, jugaba a la inestabilidad social y política como un medio de intervención.
Su misión, además de las señaladas anteriormente, también era conocer las evidencias de riquezas naturales renovables y no renovables de nuestra nación, ya que el imperio naciente avizoraba por estos lares muchas fortunas, tanto por la fertilidad de las tierras, como por los recursos de minería, bosques maderables y geopolítica. Aunque negaba esas pretensiones, por el hecho de que ya los norteamericanos habían enviado misiones a indagar sobre esos tópicos, dedicó su mayor tiempo y esfuerzo a tratar y visitar los lugares indicado por su riqueza mineralógica y productividad de la tierra, haciendo importantes anotaciones de campo y documentándose bien sobres nuestros recursos.
Llegando Porter a la joven República, salía de la isla la misión de W. Hogan, con las informaciones requeridas por el gobierno estadounidense. La presencia del marino molestó al presidente Pedro Santana, al extremo que tuvo que convencerlo para que aceptara su visita: “…cuando se le informó de la naturaleza de nuestra visita, manifestó mucha sorpresa, pues consideraba que el gobierno de los Estados Unidos había sido debidamente informado sobre todos los asuntos relativos a la República Dominicana…” (Diario…pág. 2).
Dice: “…W. Hogan salió de aquí con los que ellos consideraron suficiente información para dar al gobierno de los Estados Unidos una idea de los recursos de la isla…”. Y cita al propio Hogan cuando dice, haciendo referencia a la ingenuidad política de los dominicanos: “sin tener conocimiento en el arte y los ardides de la diplomacia, ellos sin vacilar suministraron toda la información pedida que pudiera arrojar luz sobre sus recursos…” (Diario… pág.3).
Aunque no visitó todo el territorio nacional obtuvo informaciones de otros visitantes y estudiosos sobre nuestras riquezas naturales, sobre todo la minería, de tanta vigencia 185 años después.
Cotuí, un pueblo del nordeste.
Cuenta el viajero que le habían informado que sólo tenía tres vías para viajar al norte desde Azua: una era volver a Santo Domingo por Baní y San Cristóbal, por el mismo camino que había recorrido para llegar a Azua, pero más distante; otra era por el oeste, por San Juan, también llamado Maguana, distante e intrincado y una tercera por Ocoa, Rancho Arriba, que conecta a Piedra Blanca, por el centro de la República. Decidió partir de Azua el 26 de mayo hacia El Maniel, hoy San José de Ocoa; el 31 de mayo, llegó a Piedra Blanca, después de haber pasado por Rancho Arriba. Era el camino que se usaba para enviar correos y otras comunicaciones estratégicas de manera rápida a los pueblos del norte.
A Cotuí llegó el día 1 de junio, después de haber pasado por Maimón, donde prestó mucha atención a esa localidad de apenas dos casas, ya que el señor Nicolás Juliet en San Cristóbal, le pidió que indagara porque eran terrenos de su propiedad y como las de San Cristóbal eran ricas en minas.
Cotuí era para 1846 un pueblo de relativa importancia para los habitantes de la zona, vio a la gente mejor vestida; este había sido un poblado indígena a la llegada de los europeos. De unas 140 viviendas, para una población de 500 habitantes, según estimaciones de Porter, las cuales coinciden con la de la iglesia del pueblo. Al fundarse República Dominicana en 1844 pasa a ser común de la provincia La Vega, una de las 5 provincias en que quedó dividida la organización territorial de la nueva nación. Por lo que el guía le había dicho que Cotui era una ciudad grande y floreciente, se imaginó que encontraría una ciudad parecida a la experiencia tenida en otras naciones, pero otra fue la que encontró; al principio su impresión fue mala, pero fue comparándola con la miseria vista en Piedra Blanca, Rancho Arriba y otras poblaciones que entendió que era lo más parecida a una ciudad: “…Al acercarme a la población, el número de luces (muchas de ellas nudos de pino) casi me hizo pensar que sin duda me estaba acercando a una ciudad.”(Diario… pág.158)
Cotuí en la actualidad es la capital de la provincia Juan Sánchez Ramírez, con una población municipal actual de 76,554 habitantes (2010), es la ciudad del oro de la República Dominicana y se dice que es una de las reservas de oro más grande del mundo.
[i] Diario de una misión secreta a Santo Domingo 1846. Editora de Santo Domingo, S.A., Santo Domingo, 1978. Traducción P. Gustavo Amigo Jensen, S.J.