LAS FECHORÍAS del ejército de ocupación de Napoleón en España no fueron fotografiadas. La fotografía aun no se había inventado. Los valerosos combatientes contra la ocupación tenían que depender de Francisco de Goya para la imagen inmortal de la resistencia.
Los guerrilleros y combatientes clandestinos contra la ocupación alemana de sus países en la Segunda Guerra Mundial no tuvieron tiempo de tomar fotografías. Incluso el heroico levantamiento del gueto judío de Varsovia no fue filmado por los participantes. Los propios alemanes filmaron sus atrocidades, y, siendo alemanes, las catalogaron y archivaron de manera ordenada.
Con el tiempo, la fotografía se ha convertido en algo común y cotidiano. La ocupación israelí en los territorios ocupados palestinos se filma todo el tiempo. Todo el mundo tiene ahora teléfonos celulares que toman fotos. Además, las organizaciones pacifistas israelíes han distribuido cámaras a muchos habitantes árabes.
Los soldados disparan con armas de fuego, mientras los palestinos toman fotos.
Aún no está claro cuáles son más eficaces en el largo plazo: si las balas o las fotos.
UNA PRUEBA es un clip grabado recientemente en un remoto pueblo de Cisjordania llamado al-Nabi Saleh.
Todo israelí ya ha visto estas imágenes muchas veces. Se han pasado una y otra vez por todos los canales de televisión israelíes. Muchos millones de personas alrededor del mundo también las han visto en la televisión local. Y están circulando en los medios de comunicación social.
El clip muestra un incidente que se produjo cerca de la aldea el viernes, hace dos semanas. Nada muy especial. Nada terrible. Sólo un caso de rutina. Pero las imágenes son inolvidables.
La aldea de al-Nabi Saleh se encuentra no muy lejos de Ramala, en la Cisjordania ocupada. Se llama así en honor a un profeta (Nabi significa “profeta” en árabe y en hebreo) que vivió antes de la época de Mahoma, y se dice que está enterrado allí. Su amplia tumba es el orgullo de los 550 habitantes.
Al-Nabi Saleh está construida sobre los restos de un puesto de avanzada de los cruzados, que a su vez fue construido sobre los restos de un pueblo bizantino. Su historia, probablemente se remonta a tiempos de los antiguos cananeos. Yo creo que la población de estos pueblos nunca ha cambiado, que solo cambiaron su religión y cultura, de acuerdo con los poderes fácticos. Fueron cananeos, judíos, griegos, romanos, bizantinos y finalmente, árabes.
La última ocupación (hasta ahora) es la israelí. Estos nuevos ocupantes no tienen ningún interés en la conversión de los lugareños. Solo quieren apoderarse de su tierra, y, si es posible, inducirlos a desaparecer. En parte de las tierras de Nabi Saleh se creó un asentamiento israelí llamado Halamish (“pedernal”).
El conflicto entre el pueblo y sus nuevos “vecinos” comenzó inmediatamente. Entre ellos se encuentra un antiguo pozo, que los colonos han renovado y reclaman como propio. El pueblo no está dispuesto a renunciar a él.
Al igual que en muchos otros pueblos de la zona, como Bil’in, todos los viernes, justo después de las oraciones en la mezquita, se lleva a cabo una manifestación contra la ocupación y los colonos. Unos cuantos activistas por la paz israelíes y voluntarios internacionales participan en ella. Los manifestantes son, en general, no violentos, pero en los laterales, adolescentes y niños a menudo lanzan piedras. Los soldados disparan balas de goma cubiertas de acero, gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y a veces, balas reales.
Y como en muchos pequeños pueblos árabes, la mayoría de los habitantes pertenece a una gran familia, en este caso a los Tamimis. Un niño tamimi fue muerto a tiros en una de las manifestaciones y una niña recibió un disparo en un pie. Un chico Tamimi es la figura principal en el caso reciente.
EL CLIP que sacudió el mundo comienza con un soldado solitario, que, obviamente, fue enviado para que detuviera a un niño que había (o no había) lanzado una piedra.
Los soldados saltaron sobre el terreno rocoso, buscaron al chico que se escondía detrás de una roca y lo atraparon. Se trata de Muhammad Tamimi, de 12 años, con un brazo en un molde de yeso.
El soldado rodea con su brazo el cuello del niño, que grita aterrorizado. Pronto aparece su hermana de 14 años, y poco después su madre y otras mujeres. Todas ellas atacan al soldado, que trata de empujarlos con el otro brazo. Durante el violento forcejeo, la hermana muerde el brazo del soldado, el que sostiene el arma.
El soldado está enmascarado. Esta es la novedad. ¿Por qué están enmascarados? ¿Qué esconden? Después de todo, no son policías rusos que temen la venganza de los pandilleros. Cuando yo era un soldado, hace mucho tiempo, no se conocían las máscaras.
Durante la refriega, una de las mujeres logra arrancarle la máscara al soldado. Vemos su rostro: nada más que un joven ordinario, salido recientemente de la escuela secundaria, que, obviamente, no sabe qué va a hacer. Parece que hubiera fotógrafos por todas partes. Se ven sus pies.
¿Habría utilizado su arma el soldado si los fotógrafos no hubieran estado allí? Es difícil decir. Recientemente, un comandante de la brigada disparó y mató a un niño que había arrojado una piedra a su auto. El ejército lo condona e incluso alaba esos actos en “defensa propia”.
La escena continúa durante algunos minutos: el niño, llorando y suplicando, las mujeres que empujan y golpean, el soldado empujando hacia atrás, todo el mundo gritando. Luego, otro soldado se acerca y le dice al primer soldado que libere al niño, que se ve huyendo.
NO SABEMOS quién es el soldado. Es difícil adivinar sus antecedentes. Sólo un soldado, uno de los muchos que hacen valer la ocupación y que se enfrentan a las manifestaciones cada semana.
Uno de los manifestantes fuera de cámara ofrece otro ángulo del suceso, por así decirlo, que fue sorprendido en un momento fugaz. Este fue reconocido.
Es un maestro que lleva el nombre de dos personas ilustres: el fundador del sionismo, Theodor Herzl y el compositor Franz Schubert. Herzl Schubert es un veterano activista de izquierda. Me lo he encontrado en muchas manifestaciones.
Al día siguiente de la proyección de las imágenes en todas las estaciones de televisión israelí, el grito era que lo despidieran. ¿Cómo es posible? ¿Un manifestante por la paz de izquierda en un aula?
Schubert no fue acusado de predicar sus opiniones en clase. Sus actividades de paz no se llevaron a cabo durante las horas de trabajo. El hecho de que participara en una manifestación en su tiempo libre fue suficiente. Su caso “está siendo considerando” por el Ministerio de Educación.
Esto, por cierto, no es un caso excepcional. Una respetada educadora femenina que fue elegida directora de una escuela de arte fue bloqueada cuando se descubrió que hace muchos años había firmado una petición pidiendo al ejército que permitiera que los soldados se negaran a ir de servicio en los territorios ocupados. La petición no llamaba a negarse sino el respeto a la decisión moral de los que se negaran. Eso fue suficiente. El Ministerio, ahora dirigido por un demagogo nacionalista-religioso, se comprometió “a considerar el asunto”.
Estos casos de un nuevo macartismo, por supuesto, preocupan sólo a los izquierdistas. Nadie exige la destitución del rabino que prohíbe la venta o el alquiler de apartamentos para los árabes. O el otro rabino que escribió que bajo ciertas condiciones es permisible matar a los que no son judíos, incluidos los niños. Sus salarios los paga el Estado.
MUCHOS MILLONES en todo el mundo ya tienen que haber visto las imágenes de Nabi Saleh. Es imposible evaluar la magnitud de los daños.
No es que este clip sea particularmente repugnante. No sucede nada terrible. Es el rostro de la ocupación, la cara actual de Israel, que se imprime en las mentes de los espectadores.
Desde hace muchos años, casi todas las imágenes de noticias que salen de Israel han tenido que ver con hechos y fechorías de la ocupación. Ida y olvidada está la cara de Israel como el estado del progreso creado por las víctimas del crimen masivo más horrible en la historia moderna. El estado de los pioneros que “hicieron florecer el desierto”. El bastión de la libertad y la democracia en una región turbulenta.
Esa imagen hace tiempo quedó borrada. El Israel que se presenta al mundo ahora es un estado de invasores, de opresores, de colonizadores brutales, de soldados armados hasta los dientes que arrestan a la gente en medio de la noche y los persiguen durante el día.
Esta cara cambia la percepción de Israel en todo el mundo. Cada artículo noticioso o imagen de la TV agrega algo más, imperceptiblemente, a este cambio en la actitud de la gente común en todo el mundo, incluyendo también a los judíos,. El daño es permanente, y probablemente, irremediable.
El rostro aterrorizado del joven Muhammad Tamimi bien pudiera perseguirnos durante mucho tiempo.