A partir de este apartado, quiero presentar algunas de las cualidades humanas con las cuales estaba formada la personalidad de Don Juan, cualidades que le granjearon el cariño, el respeto y la buena voluntad de quienes tuvieron la dicha de conocerlo.
En primer lugar, le caracterizaba su extrema bondad, traducida en generosa actitud para darse, para escuchar, para ofrecerse en beneficio del hombre, no importando su nacionalidad o el color de su piel, su escasa o alta dote intelectual. Don Juan siempre exhibió la bondad como fruto de un espíritu de amor al servicio, sobre todo, de sus discípulos, de sus compañeros y amigos con los que compartió su vida.
En segundo lugar, la sinceridad o la franqueza en todo hombre sea cual fuera su condición y sus creencias, era virtud esencial que lleva y adorna la imagen de este gran personaje de la historia dominicana.
En tercer lugar, el Profesor Juan Bosch, era hombre de diálogo abierto, que buscaba en cada conversación la verdad salida de los labios de aquéllos con quienes intercambiaba palabras y que no vacilaba en censurar aun en sus amigos más íntimos lo incorrecto y desajustado.
En cuarto lugar, su notable capacidad intelectual. Por ello, muchos quisieron prontamente sumarse a la lista de sus amigos. Jóvenes, mayores de edad, profesionales y estudiantes, hombres de la calle, con todos fácilmente, establecía lazos de amistad.
En quinto lugar, la generosidad de Don Juan con los jóvenes fue amplia, su biblioteca siempre estuvo abierta a sus alumnos.
En sexto y último lugar, su aptitud pedagógica. Conversar con el profesor era un aprendizaje constante, porque enseñaba siempre con naturalidad y espontaneidad, sin grandes esfuerzos, ni vano alarde de saber, pues en todo momento era maestro a carta cabal, puesto que maestro no es un mero transmisor de ideas muertas, sino aquél que se desvive por el discípulo y la tarea emprendida.
Por tal motivo, Don Juan es el gran Profesor del Pueblo Dominicano, que grandes personajes de la Cultura Dominicana, se enorgullecen de haber tenido y que no lo podemos, de ninguna manera, desconocer.