Hoy vamos a descubrir la historia del místico mundo del ron, ese licor refinado e irreverente, con un toque de picardía, cuyas notas nos cautivan al tomarlo en la casa, en el colmado o en la fiesta elegante pues es un destilado que queda bien en todas partes y ocasiones y que en la actualidad se encuentra en todas las cocteleras del mundo en sus diversos tipos y categorías.
Acompáñame a descubrir su origen a lo largo de este artículo, que espero te embriague con su magia de caña y alcohol, con su dinámica historia con episodios no del todo precisos y sin embargo fascinantes.
El ron es un licor alcohólico destilado obtenido por fermentación a partir de la melaza de caña de azúcar, planta cuyo origen los historiadores ubican en la India o incluso en China, cuyas plantaciones se hicieron abundantes en todo Asia y su cultivo se expandió hasta Egipto en el siglo IV antes de Cristo.
Las técnicas de la transformación de la caña de azúcar son una herencia milenaria que se atribuye a los soldados de Alejandro Magno que habrían producido miel de caña por evaporación del zumo, siguiendo un procedimiento que les llegó desde Bengala, al noreste de la India. Tres siglos más tarde los árabes habrían copiado el procedimiento y se convirtieron en los primeros en destilar la caña como tal, produciendo una bebida llamada Arad y fue así como se introdujeron a la Europa mediterránea tanto la planta como la bebida, especialmente a España e Italia.
En la evolución de este brebaje los registros ubican las primeras elaboraciones en plantaciones en Granada y en las Islas Canarias, desde donde el cultivo dio el salto en 1493, cuando llegó al Nuevo Mundo en las naves del segundo viaje del almirante Cristóbal Colón, marcando para siempre el destino y la historia de la humanidad en general y del ron en particular.
Muy pronto los colonizadores se dieron cuenta de que el clima de los nuevos territorios, hoy Las Antillas, con las temperaturas, los niveles de humedad y la incidencia del sol durante el tiempo suficiente sentaba muy bien a los cañaverales que crecieron muy rápido y dieron un resultado excelente, favoreciendo la producción de un almíbar pegajoso (melaza), que con la ayuda de un poco de agua fermentaba hasta convertirse en algo parecido al ron actual.
Así es como a principios del siglo XVI se produjo el primer ron destilado a partir de la melaza de la caña de azúcar, cuya fama se extendió muy pronto por las cortes europeas donde se hablaba de esa bebida fermentada que “provocaba unos extraños efectos en la conducta y el comportamiento de las personas”.
Aunque se le conoció con otros nombres, voy a citar que se le llamaba “kill-devil” o “rumbullion”, una palabra procedente de Inglaterra que entonces tenía el significado de “gran tumulto”. En las colonias antillanas francesas se le llamó “guildive”, modificación de “kill-devil” y posteriormente “tafia”, un término cuyo origen se duda si es africano o indígena.
Algunos expertos sostienen que la palabra ron deriva de “rumbullion” mientras otros afirman que la palabra ron tiene origen latino, “saccharum” (azúcar).
El ron, como bebida, se menciona por primera vez en 1650, en unos documentos provenientes de Barbados, una colonia del Reino Unido situada entre el mar Caribe y el océano Atlántico, pero se data en 1667 la fecha en que la ya popular bebida alcohólica pasó a ser conocida por su nombre actual “rum”, de donde provienen la palabra española ron y la francesa rhum.
La primera mención oficial de la palabra “rum” aparece en una orden emitida por el Gobernador General de Jamaica, el 8 de julio de 1661.
El negocio más allá del mareito
Independientemente de sus efectos sobre el ánimo de las personas que lo tomaban, el ron fue un factor económico importante en los siglos XVII y XVIII ya que era exportado a Europa desde las Antillas y fue usado como moneda de cambio en el tráfico de esclavos africanos y en el negocio de pieles con indios de América del Norte.
También se exportaba a las colonias inglesas en América pero la demanda era tan alta que se establecieron destilerías en Nueva York y en Nueva Inglaterra en el siglo XVII, momento en el que la palabra “rhum” empezó a ser usada en Francia para nombrar a las bebidas alcohólicas derivadas de la caña de azúcar.
Desde entonces, las importaciones eran básicamente de melazas y para el año 1763 había 150 destilerías en Nueva Inglaterra que se suplían principalmente de las Antillas Francesas. Un 80% del producto, más o menos, era consumido en las colonias norteamericanas y el resto era enviado a África para ser intercambiado por esclavos, marfil u oro.
La destilería más antigua entre las que hoy todavía producen ron es la Mount Gay Distillery, en Barbados, que ha estado funcionando desde 1703.
La popularidad y rápida expansión del ron empezó a preocupar a las destilerías francesas que buscaron proteger la producción de alcohol en Francia, a costa de las colonias y el 14 de enero de 1713 un decreto real prohibió la venta de melazas y sus derivados en Francia, prohibición que duró cincuenta años, lo que provocó el nacimiento de un mercado clandestino.
A finales del siglo XIX el mercado del azúcar colapsó y los precios se deprimieron a tales niveles que hubo la necesidad de innovar y renovar el negocio, de donde surgió la idea de producir un nuevo ron, el “rhum agricole”, o “rhum habitant”, de las Antillas Francesas, producido por destilación del jugo de caña fermentado y no de la melaza.
Desde el siglo XVII hasta ahora el ron ha seguido una gran trayectoria, actualmente se produce en más de treinta países, cada uno con su sello particular y cada uno de ellos cuenta con su propia legislación, lo que a nivel internacional dificulta el consenso sobre algunos aspectos.
En una próxima entrega continuaré compartiendo otros aspectos interesantes sobre esta popular bebida. Mientras, si les apetece, busquen su ron dorado favorito y prepárese un “Cuba Libre”, una de las más populares combinaciones con ron en todo el mundo y cuya historia les contaré luego.