La perfecta formación de los aviones Mustang en escuadrilla engrifaba los pelos de punta del entusiasmo a quien los observaba desde tierra. Todo el personal de tropa y técnicos de mantenimiento se integraba a sus labores sin percatarse de lo que se movía por debajo de la mesa en la fracturación del mando trujillista en sus últimos estertores de muerte.
El último avión en despegar fue un B-26 en el que iba a bordo el coronel Duran Guzmán, capitaneado por el coronel Octavio Balcácer, el único oficial piloto que pertenecía al mismo monstruo en su propia entrañas del siniestro servicio de inteligencia militar (SIM). El había participado en las torturas de los héroes de la noche de la “Gran Traición”.
Más allá de la mina de oro de Cotuí ,con el cielo bastante despejado se divisaba una escuadrilla de vampiros que volaban en formación apretada con rumbo opuesto al del de los aviones que había despegado varios minutos antes; Estos estaban artillados hasta los dientes con bombas, cohetes, ametralladoras y su intención nadie la sabia. ¡Bueno, ahora que pasaría con la hueste trujillista! Musito Duran entre dientes.
Para entonces, incluyendo la operación de vuelo fraguada se tenía dos proclama, una iba en un portafolio en un avión con dirección a Santiago y la otra estaba siendo difundida por las ondas hertzianas y lanzado desde el aire a todo el país.
De la desunión definitiva de las amarras de la dictadura trujillista entronizada en el país con sus acólitos extranjeritas hacían esfuerzos mancomunados para que la medusa colapsara. El mismo aparato militar que introdujeron en la intervención del 1916.
El mismísimo esfuerzo que construyeron en la tomaba la decisión de darle el último golpe para cercenarle la cabeza a la hiedra que magistralmente arrebato el poder un 23 de febrero de 1930. Es evidente que el verdadero gestor de todo esto fue idea de Rafael Vidal Torres. El organizador y el hombre de contacto y confianza de Trujillo en la fortaleza Ozama. Entre él y su amigo Paino Pichardo no se sabe quien soplo el fogón mas para encender las leñas húmedas del caldero.
De quien partió la iniciativa con su amigo Don Rafael Estrella Ureña, quienes fueron los verdaderos promotores de aquel 23 de febrero de 1930, lo que iniciaron y prendieron la chispa y la llama de la ambición política, y espolearon a Trujillo en su desvencijada aventura. Empujándolo a morder la mano del amigo. Al estimularlo, hicieron que olvidara gratitud, lealtad, deber y honor al viejo Horacio y luego le retorciera la mano derecha en su perfidia. Llevándose entre sus garras y fauces sus primeras víctimas al caudillo de Moca Cipriano Bencosme, y posteriormente a Desiderio Arias.
El movimiento del 19 de Noviembre, los oficiales honesto y jóvenes pilotos en el fondo había sido traicionado y convertido en político por las apetencias mercuriales del generalato Trujillista que azuzaba con artilugios psicológicos totémicos ese proceso. Procuraban mantener al más conspicuo intelectual esbirro, y sicario en el poder titiritero. Y tras una patraña en un tiempo definido llamar a elecciones libres haciendo malabares de una transición democrática manipulada.
Un partido político conservador centro su atención, y tomo como suyo el movimiento. El coronel Duran desconocía toda la trama y la perfidia de desplazarlo como verdadero líder nato y organizador de aquella histórica gesta que se había enjaguado en la sucia miasma con el crótalo de entonces en el poder Títere nato de la dictadura trujillista Doctor “Maria Ramos”.
Los oficiales difundieron su proclama a toda la nación y en la base aérea de Santiago se ordenó al corneta llamar a formación a todo el personal del recinto cuatelario.
El general Rodríguez Echavarría heredo el liderazgo militar y se jactaba euforico de sus momentos heroicos en la invasión del 14 de junio del 1959.
Jadeante y sudoroso, tenso por el desvelo del día anterior, con voz firme y entrecortada, leyó el manifiesto y conminó a los presentes oficiales a comprometerse con lo expuesto de destronar la medusa trujillista.
Hubo oficiales que se quedaron meditando en lo que acababan de oír y no entendían, por su bajo perfil de educación y limitaciones acentuadas académicas; otros eran verdaderos empírico guardias del sistema Trujillista en su último aleteo de muerte , habían sido obedientes y ciegos admiradores de la familia trujillista y colaboraron con esta manchando sus manos con el cieno de la sangre con algunos servicios especiales.
En su arenga, se incitó a las tropas a tomar responsabilidad de soldados ,y les decía que los hermanos del jefe, Petan y Negro deseaban asesinar al presidente de facto Joaquín Amparo Balaguer Ricard, que había permanecido debajo de la mata muchos años para recoger las frutas maduras que yacían en el suelo, y soportado todo tipo de vejámenes del mismo Rafael Leónidas en complicidad con algunos generales y oficiales superiores, para alzarse con el poder y asesinar a todos los líderes de la oposición.
Un silencio sepulcral roció el aire perfumado de las gramas húmedas de la Base Aérea de Santiago aquella mañana donde se realizaba dicha formación de oficiales y alistados, entrecogieron sus hombros !Mierda que vaina es esta! Atinaban a elucubrar en sus limitadas masturbaciones mentales “guardisticas”. Solo en ese preciso momento entendieron el rol que el destino le iba a jugar desde ese preciso momento. Y donde la historia política social cambiaria en un rumbo de ciento ochenta grado.
El general orondo entendió que tenía el control absoluto de la situación porque ninguno de los convidados, había contrariado su discurso, todo el peligro había pasado, su pecho lucia erguido a pesar de la temperatura húmeda y la elevación del campo de aterrizaje de 600 pies de altura por encima del nivel del mar, su vestimenta bien planchada y almidonada color kaki se pegaba con todo furor a la piel quemada por el sudor que destilaba por sus glándulas sudoríficas.
Un frió inusitado le recorría la espalda y los dedos de los pies metido en sus zapatos. Titiritaban del espeso frio que recorría su espalda, pero ningún augurio desolador prometedor se consumaba para que un disparo a traición y a corta distancia quemara su ropa.
Todos los presentes controlaron su angustia con un sudor a media distancia entre su frente y barbilla henchida. El joven general piloto comprendió que era dueño absoluto del escenario, el momento más difícil había transcurrido y nadie se atrevió por el momento a mostrar resistencia y contradecir sus palabras, y hacerse disidente de aquel histórico momento.
Tenía total controlar absoluto de Santiago, sino también de todas las provincias aledañas circundantes y confirmó su adhesión al movimiento con esto se había establecido una red de contactos políticos en todas la provincias y las proclamas fueron lanzadas por un avión At-6 a todas ellas.
La primera escuadrilla de mk-5 irrumpió en el aire y retrajo su tren de aterrizaje a las 7:45 a.m, según los libros de datos de vuelo de la fecha.
Los pilotos eran el coronel González Pomares, el capitán Polanco Tovar, el Tte. Coronel Fernández Smether y el segundo Tte, julio Sánchez misión encomendada estaba totalmente fuera de los escrúpulos de cualquier militar de aquel entonces.Pero no había paso atrás, ni siquiera para tomar impulso, porque detrás lo que había era un abismo inmenso, un paso a tras significaba caer en una furnia de la fragmentación del comando y control ya se había materializado.
Aquella mañana el plato del cielo inmenso resplandecía con un azul inimaginable. El factor sorpresa era determinante para reducir a su voluntad la guarnición completa de San Isidro, pero a sabiendas de que era solo para amedrentar y ablandar a las tropas de tierra, ya que el objetivo final era crear un estado de confusión provocado por el desorden de los aviones, y alcanzar la sumisión absoluta.
La guarnición de la base aérea de San Isidro quedo desprotegida ante la primera andanada de rompimiento a baja altura de 2500 pies de los aviones que se desplazaron en sigilo hacia sus objetivos puestso en sus miras.
El coronel González Pomares pasa sus elementos a la derecha de los aviones 2,3,4 y se descolgó dejando caer su nariz con un giro pronunciado de 90 grados de banqueo hacia la izquierda, seleccionó en su mira como objetivo al batallón blindado, su velocidad comenzó a aumentar y la presión del bastón de mando se hizo sentir por la velocidad que aumentaba en su indicador velocímetro; Sin comedimiento, accionó el disparador al centrar su mira en la marquesina.Raudamente salió por el ordenamiento eléctrico el primer cohete, haciendo impacto en la marquesina del coronel Figueroa Carrión(jefe del siniestro SIM en la era, que ya no ERA) e hiriendo con la explosión y dispersión de las esquirlas al raso Cornelio veras.
Inmediatamente jadeante, accionó el interruptor de disparo de los cuatro cañones de veinte milímetros que sacudían el vampiro deteniendo por segundo su vuelo, el olor a pólvora comenzaba a entrar en su cabina de vuelo, mientras sus manos chamuscadas con los guantes por el sudor corría por su barbilla manteniendo a la aeronave en posición de ataque, el sonido de la turbina del avión ingles se sentía con una estridencia sórdida dejando una estela de destrucción y confusión debajo de el.
El segundo avión arremetió contra el batallón de artillería, manteniendo una separación entre los dos aviones y los tanques quedaron inmóviles, ante el ritmo desafiante de las ametralladoras. El pánico, y el desorden en tierra era absoluto en las habitaciones de los cuarteles.
El tercer avión selecciona al unísono sus ochos cohetes desde un vuelo rasante para mayor precisión. Las baterías antiaéreas irrumpieron y compusieron su música de repuesta al ataque al unísono también comenzaron a responder el ataque que inicialmente había causado desorientación. El “juidero” entierra de la soldadesca era espantosa. Un capitán abusador trujillista sentado en el inodoro corto su carga fétida para salvar su alma que muchos años atrás la había encomendado al mismísimo diablo.
El desorden en tierra era espectacular, los soldados no encontraban para donde ir y parecían guineas tuertas golpeadas con una pedrada de un azuano, sorprendidas en un manjar, no encontraron lugar cerca donde esconderse ante aquel pasaje de sorpresa y los pilotos trataban de ocasionar el menor daño posible físico material y humano, pero debían neutralizar a la artillería y el comando de fuerzas especiales por ser las fuerzas que podían repeler el ataque aéreo.
El poderoso batallón de tanques había quedado impotente con los ataques que habían estremecido el contorno de la periferia de la base.
Los daños eran costosos columnas de humo oscuro, como hongos fohatico succionaban el aire que se podía respirar por la temperatura , la pólvora y orín del excremento mezclado que circulaba en aire existente en ese momento, surgían gritos de espanto por doquier y una bomba fue lanzada a un ángulo de tiro preciso en el segundo pasaje rasante de los aviones con su estela de estridencia en aquel pandemoniun, con el propósito de dejarla caer en la unidad blindada para sacarla de circulación, rozando casi la barriga del avión con el techo de los hangares de los tanques.
Todo el fuego aéreo fue concentrado con precisión entre los tanques blindados y el grupo contra- guerrillas, siendo su duración de penetración interminable de sorpresa 15 largos minutos. Cuando se desprendían del cielo para su ataque demoledor, en su salida vaciaron con un pasaje de ametralladoras también el campamento 27 de febrero que le era fiel a los remanentes trujilistas.
Otra escuadrilla releva a la del coronel González Pomares machacando insistentemente con premeditación la dotación militar.
Ningún daño había recibido hasta entonces el hospital militar que se encontraba contiguo a los cuarteles antes señalados, la Academia militar y el centro de enseñanza de las fuerzas armadas tampoco por el rechine de los ataques; los cohetes lanzados y las bombas dejadas caer con frenesí, creaban el caos con su ruido estridente pavorosos por el sonido de las turbinas y las explosiones continuas.
Los oficiales y clases pusieron sus pies en polvorosa huyendo por todas direcciones sin mirar atrás ningún instante. El hipódromo perla antillana se había trasladado de lugar ante aquel acontecimiento. El pánico se apoderaba de todos ante aquel ataque espantoso, y en medio de empujones muchos de manera apretujada saltaban la verja ciclónica de defensa que protegía el lugar, en fin no había ninguna trinchera para escabullirse como topos entre la tierra.
Los escritorios, los armarios y las puertas se desprendían y volaban por los aires, por las ondas expansivas de las explosiones.
Aquello ocurría en torno al capitán Pichardo, que fungía como comandante de los 15 tanques AMX. La dotación huye en todas las direcciones, la conmoción de debilidad se sentía entre todo el personal, los heridos esparcidos por todo el lugar daban una señal dantesca de la escena de lo acontecido.
Casi todo el personal trataba de ponerse a salvo poniendo su pie en polvareda, cuando los vampiros rompían en picada con su mortífera boca de fuego de cuatro cañones veinte milímetro poniéndola a sonar a discreción del piloto era un sonido ensordecedor.
Otros reaccionaron y pusieron sus cuerpos en las unidades blindadas a salvo del fuego aéreo.
Algunos oficiales actuaron con intuición durante el despiadado ataque, impartiendo instrucciones para salvar la guarnición, parcialmente destruida, y previniendo la toma de esta después del fuego de ablandamiento, mediante el establecimiento de una defensa perimétrica, acantonando tropas en las vías de acceso y penetración en los lugares menos defendibles.
Aquella mañana ese lugar se había convertido en un verdadero pandemonium: toda las hojas de los árboles se desprendían en contra de su voluntad, el suelo se estremecía debajo de los pies, el pánico se sentía entre los familiares que vivían en el barrio de oficiales, no se podía creer lo que estaba viviendo, y lo que estaba ocurriendo, la desgracia de la bestia había caído como una maldición, las explosiones eran seguidas de fuego de ametralladoras y las esquirlas de los cohetes multiplicaba el horror al personal tomado por sorpresa.
Un personal aislado contestaba el fuego con armas ligeras, sin poder darle a sus objetivos, que se desplazaban a grandes velocidades sobre ellos. Todo este pandemonium bélico adulcurado con un solo fin estratégico de sacar del andamiaje del poder a la resistencia de los remanentes del propósito de Negro y Petan, y la consignas militarista de ellos conservar el poder mas allá de la huida del hijo del satrapa dictador; la segunda fase del proyecto era asesinar a todos los líderes de la oposición y perpetuar una dictadura.
El cadáver del Perínclito Barón dictador sacado sigilosamente del lugar donde descansaba en la iglesia de San Cristóbal y fue profanada su tumba para su exhumación; a un grupo de apoyo se le encomendó la orden de trasladar los restos a la base aérea de Barahona, colocaron el cadáver inmóvil del que fuera el jefe absoluto de la nación dominicana por treinta largos años.
Un avion C- 47 capitaneado por Jorge Percival y llevaba a bordo al Tt. Coronel Mario Imbert Mackgregor, aquellos dos oficiales pletóricos de curiosidad, querían ver con sus ojos el cadáver rígido del occiso que yacía en el sarcófago. Solo él en su recoveco de la vida creía que estaba “untado” y que las balas no le entraban. Las mismísima vainas de Lili y de Mon, cinco “vejigazos” a corta distancia terminaron con su vida truculenta y de “macho cabrío”.
Ya el avión en pleno vuelo, se le ordenó al personal alistado destapar el sarcófago que contenía al Perínclito Barón de San Cristóbal. Los oficiales curiosos observaron al “jefe” que ya no era más “JEFE”. Estaba como un palo con la rigidez cadavérica espantosa, un color parduzco oscuro nebuloso oportuna del momento en el más allá, tras ser embalsamado. Había perdido el cuadre del pato macho del patio.
El avión aterrizó en san Isidro. Y depositó su tétrico fardo, un grupo jadeantes oficiales se presentó y saco el cadáver, siendo luego embarcados en el yate Angelita con destino a Paris. Francia sin embargo, no sería el final de su destino , donde sus enemigos del exilio hacían su ritual “orinando y defecándose” encima de su tumba en su desvergüenza, al que no pudieron hacer nada en vida, finalmente sus resto están tratando de buscar la paz eterna en España.