Muchos han escrito de la importancia que juegan el capital humano y el avance tecnológico, en el desarrollo económico de una nación. El economista de la Universidad de Chicago, Robert Lucas, quien ha sido uno de los pioneros en el estudio del capital humano y el rol que juega en el desarrollo económico. En 1990, Robert Lucas publicó la nueva teoría de crecimiento, en dicho trabajo Lucas indica que el capital humano es un factor determinante en el crecimiento económico. De igual manera, otro Premio Nobel de Economía y execonomista en jefe del Banco Mundial, Paul Romer en su aporte a esta nueva teoría de crecimiento económico, afirma que el crecimiento económico depende del desarrollo e innovación.
En el modelo de crecimiento endógeno desarrollado por Robert Lucas, el capital humano es una fuente clave de rendimientos crecientes y divergencia en las tasas de crecimiento entre los países desarrollados y subdesarrollados. Más tarde, en la extensión realizada a ese modelo por Romer, Rebelo y Stokey, iniciaron realizando regresiones al crecimiento del ingreso per cápita en distintos países, a través de un conjunto de variables auxiliares, tales como: tasa de matriculación en la escuela primaria, como una variable indirecta del capital humano, determinaron que el nivel inicial en el desarrollo del capital humano es un determinante significativo para el crecimiento económico.
En las últimas décadas, se han realizado varios estudios empíricos para intentar descubrir la relación que existente entre el capital humano, la tecnología y el crecimiento económico, tanto a nivel nacional (hago referencia a los Estados Unidos) como internacional. En su ensayo Inversiones en Humanos, Difusión Tecnológica y Crecimiento Económico, publicado por los economistas Richard Nelson y Edmund Phelps, argumentaron en contra del rol que juega el capital humano como un insumo en el crecimiento económico, en cambio sugirieron que el capital humano ayuda en la innovación nacional y en la adaptación de tecnologías extranjeras. Por lo tanto, el crecimiento económico de un país estará determinado por la calidad de su capital humano, por el cual se puede lograr una mayor productividad a través de la innovación y la rápida difusión de la tecnológica en el país. Teóricamente, la relación entre el capital humano, la tecnología y el crecimiento económico es directa, en comparación con los estudios empíricos que generaron resultados mixtos en los que diferentes estudios, emplean diferentes variables como proxy del capital humano para determinar el crecimiento. Por ejemplo, en su ensayo Una Contribución Empírica al Crecimiento Económico, Gregory Mankiw encontró una relación positiva y significativa entre capital humano y el crecimiento económico.
Una de las interrogantes que muchos hacedores de políticas publicas se hacen es la siguiente: ¿Cuál es el nivel óptimo en el nivel educativo para que éste tenga un impacto significativo en el crecimiento económico? Una posible respuesta a esta interrogante la podemos encontrar en un ensayo publicado por el economista pakistaní Bilal Mehmood Impacto del Capital Humano en el Crecimiento con énfasis en el rol intermediario de la tecnología: Serie de Tiempo de Pakistán. En este ensayo el profesor Mehmood aplicó la técnica del modelo de corrección de errores y prueba de cointegración de Johansen en un modelo de función de producción Cobb-Douglas para determinar el impacto del capital humano en el crecimiento económico. El resultado del primer modelo sin incluir la tecnología mostró una relación positiva entre la educación primaria y universitaria (como variables proxy del capital humano) con el crecimiento económico. Sin embargo, el mismo modelo mostró una relación negativa entre la educación secundaria y vocacional con el crecimiento económico a corto plazo. En el segundo modelo realizado por el profesor Mehmood que incluye la tecnología, arrojó una relación negativa entre crecimiento y tecnología, pero con la excepción de la educación primaria. Esto confirma la tesis de Robert Lucas de que la calidad de la educación temprana es clave para el buen desempeño del capital humano, y por ende del crecimiento económico.
Otra de las interrogantes que presentan algunos hacedores de políticas públicas y académicos es el impacto de la sobre calificación académica en el crecimiento económico. Un ensayo publicado por el economista portugués Marcilio Mendes de Oliveira titulado El rol del capital humano y el cambio tecnológico en la sobre calificación, indica que existe una relación positiva entre sobre calificación académica y el crecimiento económico, y una negativa entre aquellos que no tienen la educación requerida pero aún con mayor experiencia laboral.
Conclusiones y caso de la República Dominicana
El papel que juega el capital humano y la tecnología para determinar el crecimiento económico no puede exagerarse en función de la teoría económica. Empíricamente, aunque cierta literatura ha demostrado esta afirmación, otros la han refutado. En sentido general, hay resultados mixtos sobre este tema. Por ejemplo, existen países como Portugal que invierten por debajo de la media del continente europeo en educación preuniversitaria como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, es el país europeo que ha experimentado mayor avance desde el año 2000 en las pruebas PISA. Del lado contrario, tenemos a Botsuana en el sur de África que, en el año 2005, invertía poco más del 10% del PIB en educación, y el país no experimentó avances significativos en esa materia.
Varios países como Nigeria y Pakistán han realizado experimentos utilizando serie de tiempo y técnicas econométricas como el retraso distribuido autorregresivo (ADRL), por sus siglas en inglés para medir el impacto en el tiempo del capital humano y la tecnología en el crecimiento económico. Los resultados a largo plazo arrojados por ese modelo indican que las variables proxy que utiliza el capital humano como son educación (secundaria y universitaria) tienen un impacto significativo en el crecimiento de esos países. Sin embargo, el impacto mayor del capital humano en el crecimiento económico lo obtuvo la educación universitaria, en el contexto de ambos países. El impacto de la tecnología fue significativo en el crecimiento al corto y largo plazo, esto se explica en el contexto de que la tecnología ayuda a agilizar los procesos de producción, ayuda a incrementar la productividad laboral, por ende, mejora la calidad de los productos producidos, lo que genera mayor valor agregado a los consumidores.
La República Dominicana a pesar de invertir el 4% del PIB en educación preuniversitaria no ha logrado mejorar de manera sustancial la calidad de esta, ya que los resultados arrojados por las pruebas PISA, el país terminó en el último lugar en lectura y matemáticas de los 144 países evaluados. El país debe reorientar el modelo educativo y enfocarlo más en la era digital de la economía del conocimiento donde el avance tecnológico va a permitir el desarrollo económico sostenido de la nación en el siglo XXI. Como dijo el presidente ruso Vladimir Putin: “El país que logre dominar la inteligencia artificial dominará el siglo XXI.” Con un modelo educativo de estos tiempos y auspiciando una Revolución digital, la República Dominicana se podrá convertir en el Singapur del Caribe.