En numerosas ocasiones se ha visto en anuncios conmemorativos de fechas patrias la imagen de la bandera con sus colores invertidos, lo que tiene un doble significado. El primero un brutal desconocimiento del valor del símbolo, el más importante de cuantos representan la nacionalidad dominicana. Y, por supuesto, ignorancia implícita de las implicaciones, porque izar una bandera al revés es indicio de que un país está bajo sería amenaza exterior o en guerra, o mucho más grave aún que se encuentra moralmente enfermo.

El respeto a la bandera no significa solo el uso adecuado de sus colores, lo que entre nosotros no se observa con rigor, porque es usual que en un mismo edificio público, lo vemos en el Congreso y en los ayuntamientos, ondeen  unas del lado de otras con azules distintos, el más frecuente el conocido como navy blue, de apariencia más oscura, elegante en la ropa femenina y en los trajes masculinos, pero inaceptable en los cuadrantes de nuestra bandera.

A diferencia de un artículo de la Constitución o de la Carta misma que pueden ser objetos de reforma, como tantas veces ha ocurrido a lo largo de nuestra vida republicana, el azul y el sitio que le corresponde en la enseña nacional requieren de un tratamiento más respetuoso de los ciudadanos y de sus representantes en el Congreso.

Entidades como el Instituto Duartiano, la Academia de la Historia y la oficina gubernamental Efemérides Patria deberían emprender acciones en el ámbito educativo para sembrar en los ciudadanos la importancia de observar las regulaciones en el uso de la bandera. Hablar de patriotismo y de la defensa de los valores nacionales,  mientras ignoramos  el debido respeto al significado del mayor de nuestros símbolos, no tiene significado.