Lejos de las ciencias penales y de los incordios que generan los temas de actualidad, hoy prefiero a sólo un día de conmemorar mi nacimiento, honrar en alguna forma el mejor regalo que he recibido de Dios, el cual renueva cada día mis deseos de estar en este mundo de insospechadas novedades. A ti Lauren Marie, el regalo de una bendición.
"En un ambiente inusual, escuchaba a Serrat dentro del quirófano entre batas, atuendos verdes, algunos cuentos y risas por demás, cuando de pronto recibí del bendito vientre el precioso baño de tu mirada, la cual entretejió mis sentidos convirtiéndolos en un manojo de indescriptibles cosquilleos que daban vida a ese amor que venía hace meses sospechándote y que en ese preciso momento se hacía más fuerte en la medida que abrazaba tu aliento.
Ya con nosotros, solías sorprenderme con interesantes relatos a modo de balbuceos, los cuales llevaban música a lo más profundo de mi alma y dibujaban en el aire de los días, un extenso arcoíris de sonrisas en colores que cobraban más vida aún, en la medida en que las flores y el rio respiraban tus esfuerzos de decirnos de forma insistente, cuanto sabias y nos amabas.
P-a-p-i-t-o, escuché por primera vez de tus labios de algodón y fresa, y fue allí, en ese instante, cuando mi atónita conciencia me revelaba que serías para mi ser lo más amado, y que sólo de mirarte y disfrutar tus parpados que se mueven como olas bautizados por el sol, encontraría la plenitud de esta alma, en donde el jilguero se posa en mis oídos y me revela las silabas de tu nombre.
Hija mía, miel del medio día y brisa de otoño fresca, virgen sensible y amorosa, a ti acudo en los momentos más difíciles de los días en busca del aire que mueve mi respiración, es por ello que doy profundas gracias a Dios en este día por tenerte y respirar junto a ti. Eres el candil sagrado de mi existencia y el lugar donde más me gusta estar. Eres cielo, sol, nube, rio, océano, árbol, sombra, luz, día, noche, camino, montaña, cima, horas. Eres mi mejor regalo vestido de bendición".