No hay dos seres tan parecidos en la política verná-cula como la del quinto Padre de la Patria y el Cardenal, que también es padre de la Patria, aunque ambos sean Padres de la Patria Nueva. Difícilmente se encontrarán diferencias de fondo y forma entre el sotánico satánico, como diría Neruda, y el satánico insotánico, como diría un discípulo de Neruda.
Al sotánico satánico Mercador lo caricaturizó con cola de diablo que le queda de maravillas. Al satánico insotánico no es necesario caricaturizarlo. La sonrisa es siempre familiarmente mefistofélica.
El habla del sotánico es mediocre, eso sí, pero habla siempre como si fuera a través de la zarza ardiente de un dios que no responde a sus bellaquerías.
El satánico insotánico mefistofélico es brillante, cada palabra, cada gesto parece de un discípulo del Actor Studio de New York, y en sus frecuentes alocuciones al país se ha convertido en el mejor actor dramático de la Republica Dominicana, aunque nunca ha ganado el ex Casandra que se merece.
Ambos odiaban a Peña Gómez y de su memoria hicieron piltrafa.
Ambos son adictos al poder, cualquier poder que los beneficie y a favor de ellos sólo cabe destacar la crítica del imperio, pero siempre cuando el imperio aboga por los infelices haitianos.
Ambos defienden los desmanes del prócer ladronel Fernández.
Ambos piden a la policía que continué alegremente con su práctica de ejecuciones sumarias, mano dura para los delincuentes que no sean de cuello blanco como diputados y senadores.
Ambos se merecen el infierno, pero no el infierno de Jehová.
Jehová es el mejor invento de los judíos. Todas las maldades, todas las carnicerías, toda la destrucción de ciudades y exterminio de pueblos enteros, todos los territorios que robaron y siguen robando, toda su criminal historia que los acredita como el pueblo más odiado de la humanidad la atribuyeron al pobre Jehová, que ni siquiera existe, sino como depositario de la maldad judía en un pobre, infeliz dios que carga con todas sus culpas.
El quinto Padre de la Patria y el Cardenal merecen una dosis de Viagra, si acaso les hace efecto, un desfile de las modelos más despampanantes, y luego a Fefita la Grande a manera de penitencia y tribulación, que viene siendo lo mismo.
pcs, miércoles, 09 de enero de 2013