La Era de Trujillo fue impuesta y sostenida, a sangre y fuego, desde el 1930 al 1961. Voluntaria e involuntariamente, la sociedad dominicana estuvo sometida a los caprichos del régimen. Muchos fueron los que se ofertaron y pocos los que se opusieron, estos últimos pagando con prisión, torturas, bienes y hasta con sus vidas. El país entero era como “una finca” de Trujillo, familiares y amigos. Recuerdo que en la puerta principal de nuestras casas era obligatorio pegar un papelito o un letrerito de bronce que decía: “En esta casa Trujillo es el jefe”; u otro que decía “Dios en el cielo y Trujillo en la tierra”.
Al producirse la muerte del tirano el 30 de mayo del 1961, se hicieron muchos malabares, negociaciones, chanchullos y se produjeron muchas muertes, desapariciones, prisiones y secuestros. Algunos para salvaguardar sus vidas tuvieron que refugiarse en escondites. Es decir, se creó un ambiente social donde prevalecía el miedo y el terror, todo ello en un infructuoso afán por mantener el poder. Esta situación fue propiciada por los que aún no se daban por vencidos -familiares y amigos de la tiranía, quienes tenían intereses creados, por lo que se resistían a aceptar que el pueblo los había vencidos-.
A pesar de estos sujetos, remanentes de la tiranía, querer aferrarse al poder con su maquinaria de terror y miedo, al mismo tiempo se generó una ola de repudio para sacarlos del territorio nacional, que pronto daría al traste con su la salida forzosa del país y la incautaciones de bienes acumulados durante la tiranía.
La energía social acumulada durante 31 años de oscurantismo absoluto, tronchó la democracia recién instalada (1962). El golpe militar que depuso al Profesor Juan Bosch el 25 de septiembre del 1962, desencadenó en una guerra civil el 24 de abril del 1965 y la ignominiosa segunda invasión de Los Estados Unidos. Esta guerra patria, abonó las calles y ciudades con la sangre de más de 3 mil muertes.
La dignidad de los patriotas que derrocaron a Trujillo y los que condujeron la Guerra de Abril, seguía poniéndose de manifiesto ante los llamados de la Patria de Duarte, Sánchez y Mella. Y, aunque algunos han claudicado ante el oro corruptor, el valor patriótico ha prevalecido por encima de las tentaciones.
El espíritu de lucha pacífica desatada por un importante segmento de la población que tradicionalmente había permanecido pasivo, nos rememora la lucha de Gandhi, para liberar a La India del dominio Inglés. La lucha de Gandhi fue exitosa. La lucha de los que alzaron su voz, arriesgaron sus vidas y sufrieron torturas para salir de Los Trujillos, también fue exitosa!!!
¿Entonces Presidente Danilo Medina, por qué Ud. no acoge el clamor del pueblo dominicano, que de manera pacífica le requiere el cese a la impunidad con los responsables del hoyo fiscal? ¿O es que sus compañeros de partido son inmune ante la ley?
Los movimientos sociales a veces se desbordan y adquieren la fuerza de un tsunami para que le atiendan sus reclamos. No se arriesgue a que se repita lo que la historia ya ha confirmado: Que el pueblo que olvida su historia, está condenado a revivirla de nuevo!!!