(Apuntes para manual de sociología barata)
A José María Cabral
Hola hermano, acepté con gusto tu invitación, para ir a ver la Premier de “El proyeccionista” y también salí con gusto de su proyección; observo, no me refiero al maniqueísmo de si me gustó o no tu film, ambos juicios pueden ser opiniones superficiales y fáciles; es más de ahí.
Conozco todos tus films, menos “El despertar.” ¿Qué me ha interesado de tu filmografía?, la variedad en los temas, tu sensibilidad por el cine, sin importar cuál sea la temática, todas tus películas están llenas de referentes cinematográficos respecto a géneros. En tu filmografía hay un latente “pleito” con temas existenciales y estructuras narrativas para contar la película. Siempre batallando por encontrar un estilo, tu estilo.
“El Proyeccionista” tiene un tratamiento fotográfico que también es trama y argumento del film (yo hubiese confiado más en alargar los planos cerrados para profundizar la angustia del personaje central). Pero, me resultó interesante que experimentaras con el color y los encuadres asfixiantes para profundizar el laberinto interno del personaje protagónico interpretado por el cineasta y actor Félix Germán.
El tratamiento fotográfico se convierte en significado y trama, nunca traiciona la fábula de la película. La imagen contiene su propia narrativa visual sin la necesidad de buscar en la literatura guión. Hay buen balance entre la trama visual y el tema de la película, se ven unidos. Concepto fotográfico y temática interactúan en un mismo nivel; yo diría, que en algunos momentos el fotograma como lenguaje supera la forma en como tu resuelvas ciertas situaciones dramáticas. Ese tratamiento tan conceptual de la imagen solamente lo he visto en dos películas dominicanas: “Jean Gentil” y “Cocote.”
Por otro lado, narras tu película con una gran libertad, sin dispersarte del tema esencial. La trama va y viene más allá de cortes o flash backs evidentes.
Y qué decirte del personaje central de la película, encarnado por el “suigéneris” Félix Germán, que ese personaje está rigurosamente estructurado, nunca cede en su línea dramática. Como dramaturgo que soy, te felicito, no es tarea fácil y nuestros guionistas están lejos de comprender lo útil y necesario que es perfilar la coherencia de un personaje desde el tratamiento escritural.
La estructura que eliges para contar el film, evidencia poco miedo, te liberas de lo formal y cuentas como José María Cabral le viene en ganas contar, dejas ver tu universo respecto al cine, y esa singularidad es lo que le da el signo de autor a un realizador.
Vi en la estructura de “El proyeccionista” una miscelánea de las tragedias griegas, EDIPO Y YOCASTA, y el complejo de Electra. De no ser porque la musicalización cojea, es el handicap del film, te diría que la estructura narrativa está bien defendida de principio a fin. Compréndase como musicalización, el uso de la banda sonora para significar el drama- Es interesante comprender cuando la música o el sonido es contexto y no texto.
El drama de “El proyeccionista” está bien defendido y bien caracterizado por Félix. La narrativa posee en sí mismo una gran fuerza visual en los planos y las secuencias dramáticas. Por lo tanto, la forma en cómo decides colocar la música nunca debió estar por encima del drama del personaje. La musicalización nunca debió ser el texto del drama sino el contexto. La esencia de tu acción dramática era lo que se veía, no lo que se escuchaba. Desde que la musicalización ocupaba más significado que el drama “proyeccionista” la trama se hace banal porque busca en los recursos colaterales para contar la angustia del personaje. Se diluye el drama y se enturbia la acción interna/externa del personaje. Nunca debiste desconfiar de la esencia de la acción dramática de tu personaje, ni de lo que cuenta tu película. Un hombre encerrado permanentemente en su propia angustia, no es una fiesta, es drama existencial sórdido que no necesita de artilugios ruidosos para conmover y atrapar la atención del espectador. En “El proyeccionista”, la música casi siempre estuvo por encima del drama humano frente a cámara. Tu tema siempre fue la frontalidad respecto a la naturaleza de un personaje donde oficio, pasión y vida personal son inseparables.
Es importante contar sin evadir lo que se está contando, no es bueno auto-engañarse o manipular la sensibilidad del espectador con fueguitos artificiales. Ese recurso hay que dejárselo al cine barato de Hollywood.
Tu personaje central está bien dibujado y caracterizado, por qué ensuciar su mundo con una banda sonora que empequeñece lo único que importa en la fábula: El drama personal de un ser humano hurgando en su pasado turbio y traumático. Tu historia está bien contada y montada, ¿por qué no confiar en ella y en el mundo silente del personaje? ¿Por qué y para qué, el uso de la música por encima del drama?
La banda sonora como texto solamente se justifica cuando ella es el significado, no cuando acompaña a lo que significa. La película no contiene ese balance. Tiene un gran comienzo pero el uso equivocado de la musicalización por encima del constructo visual, le quita profundidad a la imagen. El inicio lo contiene todo: excelente tratamiento de una imagen poderosa, un planteamiento asfixiante del encuadre cinematográfico, pues, caramba, dejemos que la acción del personaje cuente el drama.
Es complejo el tema de la musicalización, saber usarla cuándo es texto, contexto, suspenso, ilustración o una mezcla de todos esos usos, como hace el monstruo David Lynch en su filmografía, donde la banda sonora alcanza tanta independencia que ella en sí se hace un trozo del film.
Cariños.
cC