El proceso de elecciones en República Dominicana año 2016, se enmarca dentro de los procesos de validación de instituciones públicas que requiere la finanza y la banca internacional para estos “paisitos” nominalmente soberanos y realmente subyugados.

Necesitamos otro set o juego de instituciones, validadas por un nuevo término constitucional para continuar, con toda legitimidad, haciendo negocios de manera usual con esa banca y finanza internacional, así como para enviar señal de certeza de que todo tipo de capitales recibidos, están debidamente asegurados.

Sobre la victoria repetida del Partido de la Liberación Dominicana, se trata de la irrupción, o más bien ya, instalación en nuestro medio de una nueva empresa o proyecto grupal, político con características superiores de organización y metodología de las que posee tanto su competencia formal, configurada en los demás partidos de oposición, como sus adversarios intelectuales y sociales, así como sus críticos.

Es lo que ocurre en el mercado. Cuando una empresa con superiores técnicas de producción, distribución, mejor estructura de costos, más eficiencia en su servicio (o producto) irrumpe en un mercado, el resultado obligado es que desplaza a los competidores. No importa si la competencia está configurada por productos o empresas consumidos allí por generaciones, si el nuevo producto ofrece ventajas más reales, si la empresa que lo proporciona es más eficiente en producción, gestión de costos,  distribución, simplemente marginará a todos los contrarios.

"Y si la punta de lanza de acero que se oponía al avance del PLD ha sido quebrada ¿Qué no será aquellos intelectuales y profesionales no organizados que simplemente resisten individualmente al orden morado? No les queda otra cosa que la resignación"

Esta empresa, denominada Partido de la Liberación Dominicana, ofrece una estructura y forma de gestión superior a lo que actualmente conoce el mercado político, social, intelectual de nuestro país. Y ¿Qué ha pasado? Ha sucedido que el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Dominicano, otrora rectores y decanos de la política nacional, han sido desplazados del mercado, en algunos casos han sido negociados parcialmente en favor de esta nueva empresa morada. Se han convertido en concesionarios y empleados del proyecto peledeísta. Y si la punta de lanza de acero que se oponía al avance del PLD ha sido quebrada ¿Qué no será aquellos intelectuales y profesionales no organizados que simplemente resisten individualmente al orden morado? No les queda otra cosa que la resignación.

La superioridad del modelo de negocio de la empresa morada, su estructura y forma de operación respecto a todas las otras formas de organización y agrupamiento social o político existentes en el país—excepto la Iglesia Católica—hace entendible que hayan copado el mercado político con sus ofertas y que una y otra vez se revaliden en los tronos de poder, dirección e influencia en el país.

Al mismo tiempo, desde la perspectiva antes citada, es perfectamente entendible el proceso de reducción que han sufrido los contrarios y competidores directos de esta empresa morada. Es lo que sucede cuando otro actor comercial más eficiente irrumpe en tu mercado, primero te rodea, luego te acorrala, más tarde te reduce y finalmente, si sobrevives, simplemente verás que te margina en el escenario.

La historia de América escenifica, muy trágicamente, ese encuentro desigual entre grupos. El conquistador español o portugués, o el colono anglosajón fueron imbatibles ante todo ataque de las poblaciones indígenas que se les resistían. Y lo fueron, porque los primeros contaban con mejor técnica, más avanzados métodos, más moderno equipo. Por esto, los enfrentamientos de colonos y conquistadores europeos con indígenas americanos tienen más características de genocidio, que de lucha entre iguales.

Y sí, el PLD ocupa una posición similar a la del conquistador portugués o español en nuestras tierras. Esto por su superioridad organizativa, sus más avanzados métodos.  Fuera del Partido de la Liberación Dominicana, en nuestra sociedad lo que tenemos es un conjunto de tribus empresariales, mediáticas,  intelectuales y sociales con escaso desarrollo y sentido de capital social, huérfanos de técnica y método avanzado, no importa la novedad de sus equipos o procesos.

El resultado final de todo esto, es lo que estamos viendo: un PLD reinante e imbatible. Esto es lo que pasa en la vida comercial todos los días y todo aquél que tiene más de cuarenta años y que tiene una vida en trabajo empresarial ha visto a productos y empresas ser marginados por un nuevo actor más eficiente. Es lo que ha sucedido ahora.