Anuncian la construcción de un “palacio de justicia”. Cualquier persona que viva en el siglo 21 puede pensar que se trata de un dislate… Los “palacios” datan del Renacimiento. Príncipes, reyes, coronas, monarquías, abolengos, rancias descendencias les preceden. Toda Europa, África y Asia, vivieron sus sueños palaciegos. América los vivió como pesadilla dictatorial, entre el siglo XVIII y el XX; y por supuesto, el embriagante Caribe se salpicó de arrogancias construidas que vanagloriaban las petulancias de carcomidos egos principescos. Ahora, no hay dudas, abundan los príncipes. Se desplazan en modernos y costosos carruajes, juegan al buen señor, se postulan, quieren más, no les basta y se ordenan casas palaciegas, en los campos y ciudades, producto del desconocimiento, balbucean el idioma de la ignorancia. Pretenden así alcanzarla la felicidad para mostrarse realizados. Y lo logran. Nuestra sociedad involuciona sobre esas heces conceptuales, que no son semánticas… Por eso no debe sorprender que se anuncie la construcción de un “Palacio de Justicia”. Quizás tenga bóvedas centrales, columnatas adosadas, mármoles profusos, grandes escalinatas, altos zócalos y ventanales realzados. Brillarán los pisos y los mobiliarios (como ya ha sido conocido) serán de los mas caros. Pero duele pensar y saber que esas ideas parten de un Gobierno central que se aferra a un pasado bochornoso e ignominioso, que no intenta contemporanizar sus conceptos, que anda a la deriva delas circunstancias epocales. Segunda década del siglo XXI y nos ordenamos un ”Palacio”(de lo que sea). Por supuesto que costará todos los millones. La injusticia se lo merece y la justicia también. La corrupción lo patrocinará… Lo poblarán castas sociales en ascenso y se impartirá dentro, una nada imparcial justicia (si no es que los expedientes ya están archivados). Resplandecerá nuestro nuevo renacimiento, tendremos más “Palacios” y serán (aunque usted no lo crea) de justicia…