Escribir es una forma de exfoliar, de limpiar el alma. Ante la impotencia escribo, al final de cuentas escribir sana.
En las redes sociales circula un video en el cual un padre pone a su hija, adolescente a disculparse de manera pública por subir un video bailando twerk, movimientos de caderas. Vi la penosa noticia en Diario Libre y dejé mi comentario debajo, obteniendo un sinnúmero de respuestas, algunas a favor y otras en contra. Comparto mis reflexiones.
El problema no es el baile, son sus caderas.
El problema no es el baile, es su gracia.
El problema no es el baile, es su vitalidad.
El problema no es el baile, es su sensualidad, sexualidad y erotismo instintivo.
El problema no es el baile, es su capacidad de disfrute.
El problema no es el baile, el problema son sus nalgas.
El problema no es el baile, el problema es su culo.
El problema no es el baile, el problema es su cuerpo.
El problema no es el baile, el problema es que es mujer.
El problema no es el baile, es tu pensamiento.
El problema no es su edad, es tu experiencia con las putas.
El problema no es el baile, es que no tienes permiso para permitírtelo y te sientes con derecho de negárselo.
El problema no es el baile, el problema son tus miedos.
El problema no es el baile, el problema eres tú.