La semana pasada tratamos acerca de la indefinición en la Republica Dominicana sobre el monto de la deuda pública, de los múltiples números que se difunden, los cuales oscilan entre los 14,818 millones de dólares en diciembre del 2010 que reconoce la Dirección General de Crédito Público (28.7% del PIB) y los 21,540 millones de dólares en que la coloca la Carta de Intenciones firmada para el FMI hace un par de meses por los tres responsables principales del área económica del Gobierno, en que se dice que en diciembre del 2010 la deuda pública fue el 41.7% del PIB. Obsérvese que se trata de dos datos oficiales muy discrepantes.
Hacíamos referencia a un gráfico que publicamos ahora, el que ilustra el extraordinario aumento que registró la deuda pública dominicana en los últimos diez años, en gran parte por la cantidad de empréstitos y bonos emitidos, pero también por haber asumido el gobierno la deuda del fraude bancario.
De modo que el cálculo más realista es el indicado por el gráfico, que muestra a diciembre pasado una deuda pública que llegó a US$20,700 millones, incluyendo lo adeudado al Banco Central, el cual a su vez lo debe a otros.
Esto indica que la deuda dominicana asciende a alrededor del 40% del PIB. Pero ¿es eso mucho o poco? El FMI sostiene reiteradamente su preocupación cuando un país subdesarrollado tiene una deuda superior al 30% del producto, e insiste en las condicionalidades contenidas en las reiteradas cartas de intenciones la necesidad de que se reduzca por debajo de ese nivel.
Sin embargo, para los parámetros de los países desarrollados un 40% no parece mucho; por eso es entendible que en el reciente Informe de Competitividad Global, dicho indicador para la República Dominicana no aparece como algo preocupante. Y es que cuando se limita a ver la relación deuda/PIB, eso no dice mucho sobre el costo de esa deuda.
Por ejemplo, Japón tiene una deuda de mucho más de 100% del PIB y eso no es un gran problema. Y Estados Unidos tiene una deuda de más del 100% del PIB y eso tampoco es un gran problema. La razón es que a Japón esa deuda le sale casi gratis, por la baja tasa de interés que paga, de cerca de uno por ciento anual. Y Estados Unidos ahora paga ahora menos de 3%.
Obsérvese que si un país debe el 100% del producto, y paga 1% de interés, el costo de esa deuda será de 1% de su PIB anual. Si ese país tiene una carga tributaria de 40%, entonces el pago de intereses le estará absorbiendo el 2.5% de sus ingresos tributarios, lo cual carece de importancia.
Pero si otro país llegara a deber el 100% del producto a una tasa de interés de 15% y su carga tributaria también es 15%, entonces en ese país la gente estaría pagando impuestos exclusivamente para cubrir los intereses de su deuda. Y como eso es insostenible, nadie estaría dispuesto a prestarle un centavo.
En el caso de la República Dominicana la deuda es de 40% y las tasas de interés suelen ubicarse en torno al 15% anual. Esto aplica para los bonos internos del Ministerio de Hacienda, los préstamos tomados de la Banca y los certificados emitidos por el Banco Central. En el caso de la deuda en dólares la tasa es más baja, pero cuando se la devaluación media anual el resultado es más o menos similar.
Contando la carga tributaria media dominicana, se encontrará por qué, entre intereses y amortizaciones, ahora mismo se está yendo un 40% de los ingresos tributarios del gobierno en servir la deuda pública. Imagínense qué pasaría si la deuda fuera el 100% del producto.