El Principio Precautorio ha sido adoptado en el lenguaje de la comunidad científica global, como un conjunto de principios éticos que obligan a tomar medidas de prevención frente a ciertos eventos de origen natural o antrópicos, que podrían ocasionar daños al medio ambiente y la salud. Aunque no se disponga de la certeza científica de su ocurrencia. La prevención se refiere al conjunto de acciones implementadas para impedir o reducir los efectos negativos de eventos y amenazas naturales o antrópicas, que ya conocemos por evidencias científicas y experiencias acumuladas. El Principio Precautorio y la prevención son conceptos válidos para otras áreas del quehacer humano, como lo eco-socioeconómico, político y cultural.

Se sabe que en el país ocurren, de forma cotidiana y estacional, eventos como: actividades sísmicas todo el año; inundaciones y ciclones, durante 6 meses cada año; periodos más calurosos, ahora todo el año; sequía: enfermedades como el dengue, cólera, gripe animal y humana, malaria, chikungunya, así como otras enfermedades. Además fuegos forestales, deforestación tráfico ilegal de distintos productos del bosque, penetración ilegal de migrantes, viajes en yolas que generan muertes. Problemas y deficiencias de los servicios públicos de agua, salud, transporte, energía eléctrica, seguridad pública, inseguridad jurídica, deuda externa que hipoteca las generaciones del presente y porvenir, y crímenes de toda índole, etc., etc.

En adición la corrupción en el gobierno, en el Sistema Judicial; en las Cámaras Legislativas; Las Altas Cortes; los organismos electorales y de fiscalización; los periodistas y medios de comunicación al servicio de quien mejor les pague, etc., etc.

Todo lo anterior es caldo de cultivo, para fomentar la tensión social, aumento de la pobreza, falta de equidad, falta de credibilidad, confianza en las principales autoridades, falta de fe en nuestro futuro.

Entonces, sin pretender enunciar todos nuestros males, reconociendo nuestras debilidades, limitaciones, responsabilidades de los actores y la clase silente, entre todos podemos iniciar un nuevo año 2016, más optimistas, más promisorio.

Esperamos que utilizando el principio precautorio y la prevención, el gobierno cumpla con su misión y obligación de conducir la población por la vía correcta, para así recuperar la fe y confianza en nuestras autoridades. Y,  dejar que el pueblo escoja de manera libérrima, en las próximas elecciones del 15 de mayo del 2016, a sus mejores hombres y mujeres para encauzar el país hacia un verdadero camino de prosperidad para que, por siempre, reine la paz.