La arquitectura es un conjunto de saberes, o mejor dicho el arquitecto es un conocedor, aunque sea genérico, de varios campos del saber. Conocer de arquitectura es conocer tanto del dimensionado y disposición de los espacios como de los sistemas constructivos que lo conforman, pero también de las estructuras que lo sustentan. Suele pasar, no todas las veces, pero mucho más de las deseadas, que el campo de las instalaciones en la edificación es el gran olvidado.
Muchos de nosotros nos especializamos en construcción, ya sea en el campo propiamente dicho, como encargado o jefe de obra. Pero también en la parte proyectiva del detalle y/o la solución constructiva; ese es el caso del autor. Recordamos que en nuestra segunda tanta de estudios, aquellos que nos sirvieron para la homologación del título de arquitecto en España, que nuestros profesores de la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid) nos insistían hasta la saciedad, en la necesidad de conocer bien el detalle constructivo, trabajar mucho la solución de cerramiento o de sujeción, en fin, el saber “construir” las cosas en los planos, incluso mucho antes de “meterle mano” a las estructuras. De esos años, además de proyectar espacios a la manera europea, conocimos cómo resolver el tema constructivo hasta el milímetro…hoy podemos decir que es uno de nuestros valores añadidos como proyectistas.
La otra gran pata del trípode (trípode formado por estructuras, construcción y las propias instalaciones) son esas instalaciones que nos permiten adecuar nuestro edificio al uso cotidiano en condiciones de confort.
Luego venía la parte que hemos llamada “la “previa a las instalaciones” o lo que es lo mismo decir la arquitectura antes de meter los equipos. Para los lectores que nos sigue, que esperamos que sean multitudes, no les será extraña este temática, y menos de nuestra parte; incluso podrá, casi, casi, bautizar de nuevo este artículo de hoy como “la arquitectura bioclimática antes de la instalaciones”; también, quizás podría referirse, en ese nuevo título imaginario para nuestro artículo, como “la arquitectura pasiva como precedente a las técnicas activas de acondicionamiento”.
Cualquiera que fuera el título rondaría esa temática a la que hacemos referencia y que no es otra que la que se refiere a una arquitectura capaz de dar respuestas de diseño espacial, volumétrico, de orientaciones, de soleamientos y de sombras, de ventilación y protecciones, etc. etc. etc. , y que antecede al cálculo de las instalaciones, necesarias, del edificio.
Animamos a los colegas a que busquen primero el reino de la bioclimática y su justicia, esperando que las demás cosas – las instalaciones- le sean añadidas.
Hasta la próxima.